21 de Julio de 2016

Si así como presume tener muchos millones de pesos, Alejandra Barrales Magdaleno tuviera ideas, seguro el PRD ganaría caminando no sólo la Presidencia de la República en 2018, sino ella misma la Jefatura de Gobierno, que se le ha convertido en obsesión.

La exdirigente de sobrecargos y burócrata de toda la vida presentó su declaración 3de3, en la que se declara no sólo rica, sino millonaria, con múltiples propiedades inmobiliarias y hasta empresas.

Barrales Magdaleno dice haber comprado —en abonos, eso sí, una casita de 13.3 millones (que ya no digamos que no tiene ni Obama, sino ni Jesús Valencia). También un modesto departamentito en Acapulco ¡de 8.1 millones de pesos! (ése sí lo tiene Valencia).

Dice que del Senado le dieron 1.2 millones de retiro, que le devolvieron 70 mil pesos de impuestos, que ganó 1.3 millones en actividades financieras y casi diez millones de pesos producto de “otras actividades”. Ojalá que no sea dando conferencias como Marcelo Ebrard y El Peje.

Que es dueña de la empresa de Transportes Alabama, aunque no aclara qué transporta. Igual y es aérea, con eso de que le encanta tener aviadores en todas sus áreas.

Dice que el total de sus inmuebles suman 25 millones de pesos, más un poco más de 12 millones en el banco y que en 2015 “le donaron” un vehículo valuado en 220 mil pesos. Da la casualidad de que en ese año era funcionaria pública y la ley prohíbe recibir regalos.

Que le dan 480 mil pesos de manutención al año. Si es por lo de su hija, la pequeña no tiene ni un año, así que no cuenta. Si es por otro motivo, habrá que creerle.

Claro que entre sus viviendas no declara las suites que durante años tuvo asignadas, quién sabe bajo qué condiciones, en un céntrico hotel; debe tener todos los recibos de pago.

La exsenadora ha estado implicada en muchísimos escándalos de dinero, como el manejo de los fondos de sobrecargos, en su época sindical; la aeronave que le regaló a su exesposo y los millones de pesos perdidos en las becas fantasma de la ALDF, que encabezó de 2009 a 2012.

Ella siempre las ha negado, pero casualmente siempre es acusada de clavarle la uña al presupuesto y de traicionar a quien le tiende la mano.

Eso le ocurrió a Lázaro Cárdenas Batel, en Michoacán; a René Bejarano, quien la apoyó para ser diputada, y cuando el de las Ligas cayó en la cárcel lo traicionó para aliarse a la Izquierda Social de Martí Batres, a quien, por cierto, también le dio la vuelta.

Luego trabajó con Los Chuchos, con Marcelo y hoy con Mancera, a quien se negó a levantarle la mano cuando en 2012 fue ungido como candidato. Alejandra no soportó que no fuera ella e hizo berrinche. Qué méritos tiene, fue gris como secretaria de Turismo con Ebrard; más gris aún al frente de la Secretaría de Educación de la ciudad y en las giras de Mancera al interior nadie la conocía ni la tomaba en cuenta. ¿En serio el PRD le ve nivel o quiere lavarse la cara con una mujer tan cuestionada, sobre todo en temas de honestidad, que es el punto flaco de ese partido?

Es ella a la que quieren poner de ejemplo de la lucha de izquierda que defiende la desigualdad. Pobre PRD y pobres de quienes les crean, lo único claro es que ese partido es una fábrica de millonarios y corruptos, que ya abrió su sucursal en Morena.