A pesar de haber tenido una de sus peores votaciones —si no es que la peor— en el Estado de México, y de haber perdido incluso el registro en Coahuila por la carencia de votos, el PRD luce hoy revalorado y hasta deseado por varios gallones de la política.
Aunque su candidato revelación Juan Zepeda levantó casi al doble las expectativas de voto en la entidad mexiquense, el número de sufragios es menor al que había obtenido el partido en anteriores elecciones.
Pero lo grave para el PRD es que su leve repunte no se debió al partido, sino al candidato, que con su pura actuación se estaría ganando el derecho a la presidencia nacional del sol azteca, que se renovará en un par de meses.
Y, si eso ocurrió en el Edomex, en Nayarit y Veracruz, los triunfos perredistas fueron por su alianza con el PAN y no por méritos propios. En Coahuila, el único lugar en el que iban solos, a los perredistas les fue tan mal que hasta el registro perdieron.
A pesar de ello, Alejandra Barrales sale a presumir el resurgimiento del sol azteca y parcialmente tiene razón, pues antes de los comicios del domingo pasado los amarillos parecían más un cadáver que un partido.
Efectivamente se revaloraron, pero solamente como partido bisagra. O sea que son una minoría en el espectro político, pero que sus pocos votos pueden ser vitales para que cualquiera de los partidos grandes pueda obtener el triunfo.
Son apetecibles para el PAN, por supuesto, pero también para Morena, que cometió un error estratégico al no negociar con ellos cuando estaban prácticamente moribundos; hoy el precio por una alianza es totalmente distinto.
La falla de los morenos estriba en que pensaron que en los comicios del fin de semana pasado los perredistas se iban a desfondar y acabarían en el último lugar de la tabla, mientras que ellos ganarían el primer lugar.
Fue lo contrario; el PRD repuntó un poco a pesar de la catástrofe que se pronosticaba, y Morena se quedó en la orilla con todo y que sus dirigentes sentían el triunfo en la bolsa.
Ahora, las negociaciones no serán tan fáciles ni para el PAN ni para los morenoscon el sol azteca, que con la pizquita de votantes que conserva puede ser un factor decisivo en el 18.
Y no sólo ellos, ahí también están el Movimiento Ciudadano, el PES, Humanista o Panal, chiquillada que venderá caro su amor ante la contienda tan cerrada que se avecina.
Andrés Manuel dice que Morena fue el partido que más creció, pero los votos no fueron para la franquicia, sino para él y ahí tuvo una caída. La gran lección de estos comicios es que a ningún partido le alcanza solo para triunfar en ningún lado; necesitan las alianzas.
CENTAVITOS… Cuando Miguel Ángel Mancera rindió protesta como jefe de Gobierno del DF, en 2012, el primer lugar que visitó fue Iztapalapa y al micrófono reconoció su importancia, sólo que como buen policía —había sido procurador capitalino— se refirió a la delegación como “Iztapalacra”, precisamente por su fama delincuencial. Y como los iztapalapenses están estigmatizados como “lacras”, la delegada Dione Anguiano inició una campaña para regresar a sus habitantes el orgullo de ser de ahí, donde también hay gente muy valiosa como escritores, escultores, músicos, artistas, periodistas, empresarios y trabajadores. La campaña se podrá ver en espectaculares, cruceros y en el transporte público. Una buena de Dione para reforzar la frase de Los Ángeles Azules: “Desde Iztapalapa, para todo el mundo”.
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