Por instrucciones de Héctor Serrano, poderoso dirigente político del PRD, caciques de ese partido organizaron a Alejandra Barrales una semana de cargadas en sus territorios, a fin de posicionarla como candidata al Gobierno de la CDMX.
Tras un arranque frío, que le permitió darse el lujo de vacacionar mientras Armando Ahued y Salomón Chertorivski trabajaban a diario para darse a conocer, Alejandra recibió de golpe todo tipo de adhesiones.
Lo mismo se le vio en Álvaro Obregón con Leonel Luna, que en Gustavo A. Madero con Víctor Hugo Lobo o en Coyoacán con Mauricio Toledo. Todos dirigentes territoriales de gran poder.
La cargada se hizo a la antigüita, con acarreos y falsas adulaciones, pero la instrucción era levantar a Barrales, pues tanto Ahued como Chertorivski estaban creciendo de manera inesperada.
Incluso, a esta farsa le entró el PAN, pues el diputado Jorge Romero le armó un gran evento en Benito Juárez —donde es rey— en un acto, absolutamente, inusual y anticlimático.
Nadie se hubiera imaginado a los panistas, en presencia de su dirigente Mauricio Tabe y de los legisladores Mariana Gómez del Campo, Federico Döring y Santiago Taboada, desbordándose en favor de Alejandra.
Si los fundadores del PAN vivieran se hubieran muerto de la vergüenza al ver a los panistas rogar a una perredista —quien por cierto pisoteó toda la línea ideológica de los albiazules al legalizar las uniones gay— que los represente en las elecciones.
Ahí se vio con la operación de Serrano para que no sólo los perredistas que le son afines, sino los panistas que se reportan con él, pudieran posicionar a Barralesprevio a la realización de las encuestas para elegir candidato en el Frente para la CDMX.
Queda muy claro que ya se repartieron el pastel y que lo que menos les importa es quién los represente, sino quién les cumpla en la repartición.
Las muestras de “adhesión” hacia Alejandra no deben tener muy contento a Miguel Ángel Mancera, quien ha dejado ver que la senadora con licencia no es su candidata. Alguien debe explicar lo que está pasando.
Si Mancera no va con Barrales, por qué su principal operador y sus tribuscaminan en sentido contrario. Claro, a menos que todo sea una pantalla para que el jefe de Gobierno apunte su dedito hacia otro lado y la senadora no pueda alegar que no la apoyaron.
La encuesta perredista del fin de semana fue para medir el nivel de conocimiento de los aspirantes y ahí nadie duda que Alejandra gane. Pero cuándo pregunten sobre quién tiene más negativos o quién tiene más proyección de crecimiento, seguro caerá al tercero.
Por eso el PRD ya dejó claro que las encuestas no serán vinculatorias, sino solamente una herramienta más para que el Frente designe candidato. Por eso es que las encuestas amarillas son tan balines como las de Morena.
CENTAVITOS… Por cierto, una prueba más de que en el PRD no todo mundo está con Barrales, fue el megaevento que la diputada Nora Arias le organizó el viernes a Ahued en la explanada de la GAM, justo donde días antes Lobo le organizó otro a Alejandra… El que, sin duda, está de regreso es el priísta Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre, pues el fin de semana todos los tricolores de la capital —incluso sus detractores— lo designaron como el negociador de todas las candidaturas con su partido en la capital, lo cual la gente de Mikel Arriola aceptó sin chistar. Parece que el Cuau no andaba muerto, sólo de parranda y está de vuelta.
http://www.excelsior.com.mx/opinion/adrian-rueda/2018/01/15/1213663
