Sin que ellos lo sepan, los tres aspirantes perredistas a encabezar la candidatura de la alianza Por la CDMX al Frente están siendo encuestados en algunas delegaciones para ver cómo les iría en caso de que compitieran para alcaldes.
En el PRD existe la idea de no desperdiciar a los dos que pierdan la interna y ponerlos a competir por dos alcaldías, a fin de aprovechar la exposición mediática de la precampaña que realizan.
Actualmente, luchan por la nominación como aspirantes a la Jefatura de Gobierno Armando Ahued, Alejandra Barrales y Salomón Chertorivski, pero sólo uno de ellos saldrá victorioso y la idea es que, quienes pierdan, sean reutilizados.
Claro que a ninguno de los tres les han avisado, pero ya se encuestan sus nombres en delegaciones como Azcapotzalco, Cuauhtémoc y Xochimilco, por ejemplo, para ver si como segunda opción los cuelan en esos lugares.
Y la idea no es tan mala, pues se aprovecharía el trabajo de los tres para hacer campaña por el Frente, sobre todo en demarcaciones que actualmente son encabezadas por Morena y que, con ellos, se las podrían arrebatar.
El problema será —como siempre— llegar primero a un acuerdo para que los perdedores acepten buscar una alcaldía y, después, convencer a los caciques amarillos de ceder algún territorio para albergarlos.
Si llegan a eso, es probable que haya pleito y, en estos momentos, lo que menos le conviene al Frente es una batalla interna que los ponga en la lona.
Por eso, quienes afirman que el jueguito de poner a “competir” a tres en una lucha interna para disimular el dedazo —que de todas formas se va a dar— es una pérdida de tiempo, tienen razón.
Mientras Morena y el PRI ya corren, el PRD aún ni corredor tiene.
Porque si bien es cierto que las tribus más rancias están empujando la cargada hacia Barrales, al mismo tiempo están provocando división en sus territorios. Incluso en delegaciones grandes les habían dicho que iban con Ahued y ahora les cambian la jugada.
Quienes no están de acuerdo en que sea Alejandra dicen que su partido está pensando sólo en lo inmediato, que es repartirse el poder en caso de ganar, pero no ven más allá de las elecciones.
Muchos se preguntan si Barrales podría desarrollar el potencial para ser candidata presidencial en 2024.
Porque no hay que olvidar que quien llega a la jefatura de Gobierno se convierte en aspirante natural a Los Pinos, y si el PRD no tiene a alguien fuerte para entonces, puede quedar fuera de la negociación.
La lucha se pondrá ruda y, aunque la mayoría ve a Ahued fuera, en una de esas el doctor se convierte en la tercera vía y se cuela si la liga entre las tribus que apoyan a Barrales se estira de más con Miguel Ángel Mancera, que apoya a Salomón.
Los perredistas deberían abandonar sus jueguitos tontos y designar de una vez —la próxima semana, por ejemplo— a quien los vaya a representar. De por sí arrancan en desventaja y ahora se exponen a una división mayor por las heridas que esta batalla deje.
La idea de reciclar a los perdedores no es mala, pero deben operarla ya.
CENTAVITOS… Y, ¡aguas!, unos dicen que, en caso de que quienes pierdan no acepten pelear una alcaldía, estarían volteando hacia el Senado. Eso sería el acabose para los caciques, pues ya se ven ahí y, en una de ésas, les hacen lo de siempre, como cuando la propia Alejandra y Mario Delgado se colaron a la Cámara alta como premio de consolación. Barrales ya no podría, pero Ahued y Chertorivski sí, y eso encanijaría a más de uno.
http://www.excelsior.com.mx/opinion/adrian-rueda/2018/01/10/1212639
