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LA MANO QUE MECE LA CUNA: Los estrategas del triunfo

Todo mundo reconoce a ambos personajes como eficaces operadores políticos, desde luego, pero nadie imaginaba de lo que iban a ser capaces en territorios muy hostiles hacia ellos.

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Por Adrián Rueda

Cuando el pasado 1 de febrero Andrés Manuel López Obrador reintegró a Marcelo Ebrard y a Ricardo Monreal a su equipo de operadores de campaña, a muchos llamó la atención el que los haya enviado tan lejos.

A Marcelo le encargó la Circunscripción Electoral número 1, que abarca los estados de Jalisco, Nayarit, Sinaloa, Sonora, Baja California, Chihuahua, Durango y Baja California Sur.

Por su parte a Monreal le fue encomendada la Segunda Circunscripción, a la que corresponden los estados de Nuevo León, Coahuila, Tamaulipas, San Luis Potosí, Guanajuato, Zacatecas y Querétaro.

Entre ambos operadores deberían armar una estructura electoral competitiva de promoción, pero sobre todo de defensa del voto, que le diera a López Obrador lo que nunca había logrado en su historia: el apoyo de los estados del Norte del país.

Tarea difícil, pues en esa geografía se ubican algunos de los estados más panistas y priístas, respectivamente, que siempre han visto con recelo al tabasqueño.

El evento de febrero, realizado en un hotel de la Ciudad de México, duró apenas 20 minutos, luego de los cuales Monreal y Ebrard se estrecharon la mano con Andrés Manuel y fue todo; se dirigieron a realizar su misión.

Todo mundo reconoce a ambos personajes como eficaces operadores políticos, desde luego, pero nadie imaginaba de lo que iban a ser capaces en territorios muy hostiles hacia ellos.

En el caso de Ebrard, aprovechó la relación que pudo tejer con algunos gobernadores y ex gobernadores panistas, que él impulsó cuando era jefe de Gobierno del DF y promovió con el PRD candidaturas conjuntas con el PAN.

También se reunió con viejos priístas como el sonorense Manlio Fabio Beltrones, por ejemplo, que fue uno de los más inconformes con las acciones que tomaron en su contra el Presidente Enrique Peña Nieto y el PRI, que lo relevó de la dirección del partido.

Por su parte Monreal, especialista en tejer alianzas con todos los grupos políticos, logró contactar a los grupos de interés, sobre todo empresarios, que estaban muy a disgusto con la política hacendaria del Gobierno Federal, y de los casos de corrupción sin castigo.

Tan solo cuatro meses les llevó a ambos personajes armar una red que no sólo contendría el accionar de los enemigos de López Obrador, sino que los ayudaría a sumarlos a las causas de Morena en el país.

Una vez concluida la votación del PREP, se sabe que el tabasqueño ganó la elección presidencial en todos los estados –incluido en entidades azules como Chihuahua, Durango y Nuevo León-, y que sólo perdió en Guanajuato, que se mantiene como el bastión panista.

Con eso Andrés Manuel López Obrador, que nunca había ganado en los estados del Norte, obtuvo el apoyo de toda esa región para obtener una votación histórica. La más abrumadora a favor de un candidato.

Ni en las épocas de partido único del PRI se vio tal apoyo, motivado básicamente por el enojo de la gente en contra de la corrupción y la impunidad.

El Centro y Sur del país históricamente han sido pejistas, así que la gran tarea para este apabullante triunfo la hicieron en el norte Marcelo y Monreal, a quien el futuro Presidente de México deberá compensar, pues sin ellos quién sabe qué hubiera ocurrido.

Marcelo ya había dado muestras de su eficiencia electoral al menos en dos ocasiones en la capital de la República. La primera cuando en 1991 recuperó para el PRI la plaza ganando los 40 distritos electorales.

Hay que recordar que tres años antes, cuando Cuauhtémoc Cárdenas contendió por la Presidencia de la República y fue despojado del triunfo ante Carlos Salinas de Gortari, el llamado Frente Democrático arrasó con los cargos legislativos en la ciudad.

Pues Ebrard, trabajando con el entonces Regente Manuel Camacho Solís, arrebató a la izquierda todas las posiciones, dejando en claro su eficiencia como operador electoral.

Lo mismo hizo en 2012, cuando lanzó a Miguel Ángel Mancera como su relevo en la Jefatura de Gobierno, logrando la mayor votación que hasta ese momento se tenía en favor de un candidato local. Hoy se consagra, pues no se trató de una entidad, sino de unazona que además le era hostil al proyecto lopezobradorista.

La historia de Monreal es muy similar, ya que desde muy joven desafió al PRI cuando estaba aún en el poder presidencial, y operó para sí mismo, logrando ser el primer gobernador de oposición en la historia de Zacatecas.

Apenas en 2015, contra todos los pronósticos, le arrebató al PRD la delegación Cuauhtémoc, uno de sus bastiones históricos, como parte de la incursión de Morena a la capital.

Como quiera, si bien ambos había demostrado sus habilidades, se consagraron este año y se les puede considerar como los artífices del vendaval en que se convirtió Morena.

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