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Grilla

CHOPEANDO CON EL PAN

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POR: JAVIER RAMÍREZ

 

Con la renuncia, el fin de semana, de Mauricio Tabe a la dirigencia del PAN en la Ciudad de México, prácticamente está sellado, si no es que ya habrá ocurrido para cuando este texto se publique, que sea el próximo coordinador de la bancada del blanquiazul en el primer congreso de la capital.

Siguiendo la ruta que han trazado los anayistas que dominan Acción Nacional, el ahora ex dirigente capitalino sabía que debía dejar la oficina principal de Durango 22 y con ello evitar las críticas por autoimponerse como líder de los panistas en Donceles.

En ese partido la designación de las coordinaciones de las bancadas es derecho y facultad exclusiva de los presidentes, quienes pueden imponer al que consideren el mejor perfil para comandar a los diputados locales o, en el caso del presidente nacional, a los diputados federales y a los senadores.

Tabe hizo una calca de lo que hiciera el ex presidente nacional del PAN y ahora senador Damián Zepeda Vidales, quien durante semanas jugó con su propio nombramiento de coordinador.

Juraba y perjuraba que consultaba a los legisladores para escucharlos y tomar la mejor decisión sobre en quien recaerían las coordinaciones de los grupos parlamentarios del PAN.

Aunque en realidad el grupo de Anaya buscaba obtener el combo completo y quedarse con las coordinaciones de senadores con Zepeda, que lo logró; diputados federales, que no llegó Jorge Romero, y la presidencia del partido con Marko Cortés, que ya tiene un serio contendiente en Héctor Larios.

Semanas duraron las negociaciones con los otros grupos de poder al interior del PAN para que los anayistas cedieran en algo. Rafael Moreno Valle incluso declaró, durante las sesiones plenarias de los senadores panistas, que a cambio de abandonar su pretensión de ser el líder nacional estaría dispuesto a apoyar una candidatura de unidad y, claro, llegar a la coordinación de los senadores, en aras de evitar una “guerra civil” al interior del PAN.

De nada le sirvió, porque Zepeda Vidales en cuanto supo de las declaraciones del ex gobernador dejó las reuniones de la plenaria y salió en busca de micrófonos y grabadoras: “Ninguna coordinación es moneda de cambio y la designación es facultad exclusiva del presidente nacional”.

Salvo el caso de Juan Carlos Romero Hicks, en quien recayó la coordinación del grupo parlamentario blanquiazul en San Lázaro, Zepeda Vidales y Tabe tendrán muy poco margen de maniobra al interior de sus bancadas, pues no ejercen un liderazgo real entre sus pares.

El ex presidente panista en la capital tendrá entre sus correligionarios a uno de sus principales rivales, Federico Döring, quien es poco probable que se deje comandar por Tabe. Y más, que en las filas de Acción Nacional es bien sabido que Döring sostuvo varios encuentros con el entonces candidato de Morena y ahora alcalde electo en Miguel Hidalgo, Víctor Hugo Romo, durante la pasada campaña electoral.

De por sí a duras penas serán 11 diputados en el Congreso capitalino, y varios se sentían con los méritos suficientes para líder, por lo que aquello será una hoguera de vanidades. Y ni qué decir de la renovación de la dirigencia nacional, pues quizá como ninguna esta elección interna definirá el futuro del PAN.

Los únicos con poder para enfrentar de tú a tú al grupo de Anaya son los gobernadores, que ya formaron un bloque mayoritario con nueve de 11 estados que gobierna el PAN e impulsan a Héctor Larios y Moreno Valle.

La presidenta de la comisión de elecciones, Cecilia Romero, tiene un reto enorme, y a su favor está que los azules de uno y otro bando tienen confianza en ella. Ya se verá si aguanta la presión o sucumbe ante la fuerza que aún tienen los anayistas.

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