Adrián Rueda
Aunque bastante disminuido, el PRD sigue siendo un activo que grupos de perredistas que aún subsisten buscan recuperar, y que personajes que ya se fueron quieren aniquilar.
La más reciente guerra iniciada al interior del sol azteca por el control político en la Ciudad de México refleja que personajes conversos a Morena no están conformes con que su expartido haya caído al fondo, sino que lo quieren desaparecer. Un ejemplo de ello es la lucha interna que ha iniciado Raúl Florespara mantenerse en la dirigencia local, a pesar de que desde el Comité Nacional se decretó, desde el domingo pasado, su destitución del cargo.
Independientemente de la legalidad del proceso, lo que esta lucha refleja es un jaloneo interno entre las corrientes que buscan impulsar cuadros no tan quemados para que dirijan lo que han llamado la refundación del partido, y quienes lo llevaron al desastre.
Quienes critican el accionar de Flores señalan que llevaba seis meses sin abrir la boca, y lo hace ahora que lo removieron del cargo que estatutariamente tendría que durar tres años, pero en el que ya lleva cinco.
Los números de Raúl al frente de su partido en la capital son francamente malos, pues desde que llegó a la presidencia local comenzó el declive electoral, que concluyó con la pérdida del poder en julio pasado.
Uno de los cuestionamientos que más pesan en su contra es la cercanía que siempre mantuvo con Alejandro Encinas, actual subsecretario de Derechos Humanos en Gobernación, pues al interior del PRD dicen que nunca dejó de trabajar para él.
Incluso aseguran que Flores ha comentado con sus allegados que desearía un puesto de cónsul fuera del país, y que para ello estaría esperando el espaldarazo de Encinas, que fue quien lo puso en Coyoacán hace nueve años.
Lo acusan de querer mantenerse en la dirigencia para impedir el resurgimiento perredista, pues sigue siendo obsesión de Morena acabar con el partido que dio origen a la inmensa mayoría de los hoy pejistas.
El proceso por el cual fue destituido de la dirigencia del partido es legal, pero no se ha hecho oficial porque, hasta ayer, faltaba que el PRD notificara el cambio al INE, aunque dicen que Raúl debería saber que su tiempo se agotó y no hacer escalar el tema.
Tras esta decisión, y el nombramiento de una dirección colegiada, queda muy claro que el nuevo sol azteca está rompiendo ataduras con su pasado inmediato, pues está excluyendo a todo lo que huela a Miguel Ángel Mancera y a Héctor Serrano.
Parece que el sol azteca entró a un proceso de “purificación”, cuestión de revisar las redes de gente como Alejandra Barrales y el propio Serrano para darse cuenta de que la sangría entre los amarillos continuará.
Este pleito será utilizado por muchos perredistas que no se fueron a Morena para justificar su migración al Movimiento Ciudadano; en el PRD se quedarán sólo quienes creen en su resurrección.
CENTAVITOS… Independientemente de la caída de Mauricio Toledo en Coyoacán, queda muy clara la terrible equivocación de haber optado por Manuel Negrete para alcalde, pues, además de evidenciar su incapacidad para el cargo, el exfutbolista se quemó muy rápido y quedó manchado por la corrupción en su incipiente gobierno. Muy temprano está en la mira de las autoridades judiciales para que explique los señalamientos de extorsión de su equipo, entre los que están embarrados sus asesores, su secretario particular, su director Jurídico y de Gobierno y el propio Negrete. Si por donde ha pasado el exfutbolista ha dejado dudas de su honradez, es que ya es maña.
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