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CRÓNICAS DE LA CIUDAD  / El último emperador mexica

Cuauhtémoc fue colgado en Acallán, lugar situado al sur de Campeche…

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Pedro Flores

Falleció Cuauhtémoc y se hizo la oscuridad total”, eso dijeron los aztecas en 1525. Nuestro sol se ha ocultado, nuestro sol se ha escondido, y nos ha dejado en la más completa oscuridad…

Sabemos que volverá a salir para alumbrarnos de nuevo. Pero mientras permanezca allá en el Mictlán debemos unirnos, ocultando en nuestros corazones todo lo que amamos.

Suspendido del Árbol Sagrado de los Mayas con grilletes de hierro en sus baldos pies, Cuauhtémoc fue colgado en Acallán, lugar situado al sur de Campeche, el 25 de febrero de 1525, y murió en la madrugada del día siguiente en lo que se debería registrar como la verdadera noche triste de la historia de la conquista de México-Tenochtitlan.

Víctima de una intriga de la Malinche, quien había dicho a Hernán Cortés que los príncipes de Texcoco, Tacuba y México, quienes lo acompañaban en una expedición por el sureste de la República, conspiraban en su contra, azuzados por Cuahtémoc.

Acallán es un lugar donde también los historiadores difieren de su ubicación, ya que algunos lo sitúan cercano al lago Usumacinta, y otros lo señalan como limítrofe de la Laguna de Términos, ahí marcó el final de quien a los 13 años ingresó al Calmecátl -escuela para gobernantes- para recibir formación como Tlatoani.

Destruyamos nuestros Teocallis, destruyamos nuestros Calmécatl, nuestros Tlacchikouan (campos de pelota), nuestros Tepuchcalli y nuestros Kulkakaltin (casas de canto) y encerrémonos en nuestras casas.

A los 15 años, Cuauhtémoc se inicia en las artes de la guerra, y tras un combate toma como rehén a un enemigo, acción por la cual Moctezuma II, quien era pariente suyo lo premia con una medalla.

A los 16 años es enviado a un retiro en una población del estado de Guerrero de nombre Ichcateopan, donde posteriormente, se aseguró, se encontraron sus restos.
Cuauhtémoc, quien llegó a ser Tlatoani a los 18 años por la muerte de Cuitláhuac, víctima de la viruela negra, causó el asombro de los invasores, quienes veían cómo un pueblo luchaba por su independencia y libertad comiendo ratas, adobe y lagartijas, pero que al escuchar el caracol del su rey, volvían a luchar, hasta dejar su sangre antes que ser esclavo.

Nuestras casas serán de hoy en adelante nuestros Teocallis, nuestros Calmecátl, nuestros Tlachkouan, nuestro Tepuchcalli, nuestros Kulkakaltin, hasta el nuevo sol.

Luego de 90 días de sitio, Cuahutémoc y Atlacotzin “Copito de algodón”, su esposa, Tetlepanquetzalzin, señor de Tlacopan, Titlanmcalui y Huamatzin, navegaban por el último reducto mexica, el barrio de Amexac, que conduce a dos grandes áreas, al centro del citado barrio y a Teopocticatlán, lugares que conocemos ahora como Santa

Lucia, en Peralvillo y Tepito, en donde fue atrapado por Luis García Holguín.

Pidió que lo mataran, pero como respuesta recibió un abrazo de Hernán Cortés, que días después le pidió que le diera el oro real. Cuauhtémoc le dijo que ya todo lo tenía él, pero que le traería más con la condición de que no le hiciera daño al pueblo, y de esa manera envió a emisarios a recolectar oro y piedras preciosas.

Cortés no quedó conforme y junto con el señor de Talcopan le envió a su casa de Coyoacán, en donde con aceite hirviendo le quemó los pies, para que le dijera dónde estaba el tesoro de Moctezuma, acción que lo dejó baldado por el resto de sus días.

Una vez terminado el suplicio, Cuauhtémoc le pidió a Cortés que les repusiera a los indios sus casas, lo cual accedió con la condición de que éstos limpiaran la ciudad de los muertos y la basura que había.

Hasta que salga el nuevo sol los padres y las madres serán los maestros y los guías que enseñarán a los hijos lo que ha sido el Anáhuac al amparo de todos nuestros dioses. El último emperador Azteca había sido capturado en Tepito, en donde se encuentra la iglesia La Conchita, en donde existe una placa alusiva, y a tres cuadras de donde se encuentra la iglesia Santa Ana Atenantitech, misma que los dos primeros siglos del periodo colonial fue conocida como la Puerta de la Ciudad al Norte, ya que en este lugar se encontraba la Garita, y en donde ofició su primera misa el sacerdote Mariano Matamoros, que después se unió al movimiento de independencia.

Fueron los franciscanos quienes le pidieron que saliera en busca de Francisco de Luis Casas, Regidor de Honduras que se había perdido en el trayecto a México, viaje en el cual se hizo acompañar de Cuauhtémoc, quien al pasar por diversas poblaciones era aclamado, y quien un día antes de su muerte le reclamó a Cortés no haberle dado una muerte digna.

Y que los dioses iluminen a los padres para que inculquen a sus hijos nuestras costumbres y todo lo que nos enseñaron nuestros ancestros, y no olviden decir a sus hijos, que un día deberá volver a brillar el Anáhuac con el quinto sol.

Consigna del Anáhuac. Tradición oral.

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