Jorge del Villar
Javier Camarena ha sido el único tenor en la historia de la ópera al que el público le ha solicitado repetir la misma área, “Ah! mes amis” de “La Hija del Regimiento”, el mayor número de veces, en el mayor número de escenarios del mundo. Pude presenciar la transmisión en vivo en el Auditorio Nacional y sentí la misma emoción como si la selección mexicana pasase a cuartos de final en un mundial. Mejor aún, las porras desbordadas hacia un mexicano fueron en Nueva York, la ciudad del espantapájaros Trump.
Ahora que veía la transmisión en vivo de la ópera de Nueva York, me recordé del antiguo Auditorio Nacional, que empezó como auditorio ecuestre. Tala Menéndez, fue su directora durante algunos años. Una mujer alta, despampanantemente hermosa, con una sonrisa inigualable, una “carismática”. Tala revolucionó al Auditorio. Las bandas de Rock nacionales e internacionales, en donde los jóvenes ochenteros inflaban condones que volaban como globos por todo el recinto, proliferaron. No es casualidad, que durante la gestión de Tala, fue cuando el extinto Departamento del Distrito Federal, el extinto CONACULTA y el INBA le vieron al extinto campo ecuestre el potencial que realmente tenía. Le encargaron al arquitecto Teodoro González de León, su renovación integral. Es entonces cuando Alejandro Soberón, dueño de CIE, le ofrece a Tala reabrir el Teatro Metropólitan, ícono capitalino, en donde los trabajadores aseguran habita un fantasma. Por su parte, a Teodoro me lo encontraba hasta sus noventa años de edad, en 2016 en el auditorio que él reconstruyó, justamente en las transmisiones en vivo de la ópera de Nueva York.
A pesar de su pequeña estatura, de su figura redondeada y de sus cortos brazos; el tenor Javier Camarena transmite un carisma que no se puede explicar simplemente con la física de las cuerdas vocales. Hay algo más en Camarena que cautiva a los espectadores. El público nunca demandó de Enrico Caruso, de María Callas, de Plácido Domingo, de Montserrat Caballé, de Lady Joan Sutherland, ni de Luciano Pavarotti, lo que siempre esperan que el Jarocho de 42 años les dé.
Lo que mueve a Camarena es la energía sexual. Es evidente, pues en los escenarios, Camarena generalmente seduce a las hermosas sopranos con quien canta, como las noreuropeas Elina Garanca o Anna Netrebko. Les planta besos, fuera de libreto; aprieta su pecho a las espaldas de ellas; y sus pequeñas manos recorren todos sus cuerpos.
Existe un tipo de personalidad en el Heptagrama desarrollado por Semiología de la Vida Cotidiana, que es la del “carismático”. Generalmente todos los tipos de personalidad tienen atracción o polaridad sexual con algunos tipos mas no con todos. Los “estructurados” son atraídos por las “solitarias”; a los “energéticos” les gustan las sensuales “sensitivas” y a los “agudos”, caracterizados por Charles Chaplin o Cantinflas, les gustan las golosas y estrafalarias “expansivas”. Sin embargo a los “carismáticos” les gustan todas y todas son atraídas hacia este tipo de personalidad. Lo mismo aplica para las “carismáticas” mujeres quienes son como imán para todos los varones. La glándula que rige a los actantes “carismáticos”, es el timo, que es una glándula estrechamente vinculada a los niños. Debido a que el sistema linfático no está totalmente desarrollado durante la niñez (por eso los pequeños tienden a agriparse con facilidad), el timo es una glándula que sirve a los pequeños a mantener activo su sistema inmunológico. Quien busque en youtubea Javier Camarena cantando el bis de “Ah! mes amis”, quedará convencido que el tenor mexicano transmite en su totalidad una esencia pueril y que es un clásico “carismático”. Vale la pena estar familiarizados con los tipos de personalidad que existen pues nos puede ayudar a entendernos mejor y a entender mejor a nuestros seres cercanos.
