Adrián Rueda
Tan ávido de alguna buena noticia está el Gobierno de la Ciudad de México, que anuncia como si fuera el golpe del año contra la delincuencia la detención de Mónica García Villegas, la dueña del Colegio Rébsamen, caído en los sismos de 2017.
No han sido aprehendidos los capos del crimen organizado de la capital, es más, ni siquiera los raterillos que asaltan en el Metro, las fondas, las cafeterías, los microbuses o en cualquier calle, pero sí la peligrosísima Miss Moni, enemiga pública número uno.
Vergüenza le debería dar al gobierno presumir esta detención, como si con ello acabara la inseguridad en las calles, pero, sobre todo, entrar en un debate sobre si la dueña del colegio se entregó o fue detenida gracias al pitazo de la ciudadanía.
En cualquiera de los dos casos, la que sigue acumulando puntos en contra es la procuradora Ernestina Godoy, quien en su breve paso como coordinadora de Morena en Donceles fue un fiasco y en la PGJDF lo está ratificando.
Que si Miss Moni se entregó en la sede del gobierno o fue capturada en un restaurante de Tlalpan gracias a la participación ciudadana que buscaba ganarse los cinco millones de pesos que el gobierno de Claudia Sheinbaum daba como recompensa, es lo de menos.
En ambos casos se evidenció la nula capacidad de los sabuesos de Godoy por encontrar a la fugitiva, quien era buscada en más de cien países por la Interpol, mientras ella comía tranquilamente en un restaurante de la mismísima CDMX.
Si la ubicaron por el correo de un ciudadano, como asegura Ernestina, o si la maestra se entregó voluntariamente tras un pacto con altos funcionarios del gobierno de Sheinbaum, quiere decir que no fue por la inteligencia policial.
Pero haiga sido como haiga sido —dijera el clásico—, el chiste es que Miss Moni ya está tras las rejas y será muy interesante escuchar qué va a decir acerca de los tratos que tenía con la gente de la entonces delegada Sheinbaum, a quien se le vinculó con la tragedia.
O si en verdad el gobierno capitalino irá a fondo en la investigación, ya que la propia Sheinbaum, para defenderse, culpó de la tragedia a la corrupción de las anteriores autoridades delegacionales, que permitieron ilegalmente la ampliación del colegio.
Si se atiende esa denuncia de la hoy jefa de Gobierno, habría que recordar que “las anteriores autoridades” están hoy en Morena e incluso las tuvo en el presídium de algunos de sus actos de campaña.
¿Irá por ellos y ella misma saldrá bien librada si es que en verdad no hubo un acuerdo para la entrega?
CENTAVITOS
Al continuar la pasarela de alcaldes en Donceles, llama la atención la presencia del de GAM, Francisco Chíguil, quien, además de cargar con las muertes de jóvenes en un antro ilegal que en 2008 él reabrió, debe explicar sus épocas de aviador, en las que él y su familia cobraron sin trabajar en la nómina de Morena la legislatura pasada, cobijados en las enaguas de su esposa, Graciela Rojas, entonces diputada local; hay pruebas oficiales.
