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TROYA / ¡Usted no quiere a los jóvenes!

El nivel de violencia que tiene a nuestro país en manos del crimen organizado es ya incalculable.

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Elena Chávez González

¿Realmente ustedes creen que a Andrés Manuel López Obrador le interesan los jóvenes? Si así fuera no hubiera matado, literalmente, la reforma educativa que exigía la evaluación de los maestros; no hubiera creado ese programa absurdo de regalar dinero a los ninis; no hubiera puesto de secretario de Educación a un señor que se enorgullece de presumir que estará permitido que los alumnos se copien unos a otros durante sus exámenes; no debiera ser el ejemplo de lo que no deben ser y hacer las nuevas generaciones.

El presidente López Obrador está cometiendo infinidad de errores, muchos de ellos graves porque trastocan nuestra economía, sin embargo, en mi humilde opinión el más grave y peligroso es hacer de la educación una política clientelar, con una bola de ignorantes que no estarán obligados a estudiar porque nadie será reprobado para no causarles daños emocionales o que sean víctimas de bullying.

Quizá en lo que no ha reparado el señor que despacha en Palacio Nacional es que son los jóvenes los que diariamente asesinan a personas, muchas de ellas inocentes que han estado en el momento en que estos sicarios le quitan la vida a un ser humano por encargo de un criminal.

El nivel de violencia que tiene a nuestro país en manos del crimen organizado es ya incalculable; es aterrador y preocupante porque los asesinos son adolescentes y jóvenes que muestran una enorme frialdad al sacar una pistola para dispararle a una persona. ¿dónde está la falla?: en la familia, en la sociedad, en las autoridades que no brindan oportunidades de educación y desarrollo a las nuevas generaciones.

Si señor presidente, en lugar de haber matado a la reforma educativa que no le gustaba porque tenía el olor de Enrique Peña Nieto, su responsabilidad tendría que haber sido en el sentido de mejorarla, no de crear una al gusto del magisterio sin pensar en el bienestar de millones de niños y adolescentes que probablemente pasaran a formar parte de las bandas criminales a las que usted bendice dándoles el perdón y olvido.

Enterarse de que aquí o allá han sido asesinados hombres, mujeres y hasta niños en convivios, en el transporte público, en carretera, en restaurantes e incluso en la calle es el pan de todos los días. No podemos acostumbrarnos a saber que hay decenas o tal vez centenas de personas muertas a la largo y ancho de nuestro país y no sorprendernos. Es vergonzante para México saber que son casi niños los que matan porque no tienen valores solidos ni en su familia ni en la escuela.

¿Cuál es su sentir señor presidente cuando le informan que los homicidas son jóvenes que por cantidades mínimas de dinero asesinan sin piedad a quien se les ponga enfrente, sin importarles si hay bebés, niños, mujeres o ancianos? ¿Qué hacer con todos estos muchachos que hasta se ufanan de sus atrocidades video grabándolas y retando a las autoridades a sancionarlos?

Hasta el momento ninguna estrategia dirigida hacia los jóvenes ha dado resultado; siguen siendo presa fácil del crimen organizado que los recluta pagándoles mucho más dinero que cualquier empleador, incluyendo a su gobierno. Los chavos, como se dicen entre ellos, prefieren una vida fácil, aunque en ella se vaya su propia existencia: no le temen a la muerte, la buscan, la alcanzan, la ejecutan.

Definitivamente la educación familiar y escolar tiene mucho que ver en el comportamiento de los jóvenes que crecen en núcleos familiares disfuncionales donde el padre es golpeador de la madre, de los hijos o del desinterés que los padres muestran durante su desarrollo.

En nuestros tiempos, hablo de los 70s y 80s, también había jóvenes involucrados en la delincuencia, sobre todo en niveles bajos de la sociedad donde por falta de educación familiar y escolar delinquían. Sin embargo, en aquellos años no eran tan crueles y sangrientos como lo son ahora, pareciera que de verdad hay escuelas especializadas en tortura, en enseñarles como matar.

Si a todo esto le agregamos el acceso que tienen los jóvenes a las redes de comunicación como internet, Facebook, Twitter, YouTube y demás el problema es mayúsculo porque en ellas encuentran todo tipo de series violentas donde te muestran como cercenar una mano o cualquier otro tipo de órgano.

La regó señor presidente López Obrador, a los jóvenes no se les regatea en la educación, tampoco se les regala dinero a quienes no hacen el mínimo esfuerzo por ganárselo; su política social es pobre por donde se le vea y las consecuencias serán que perdamos más jóvenes en el crimen organizado.

La generación de jóvenes que tiene en sus manos no tiene límites, saben que pueden hacer y deshacer porque no habrá consecuencias ni en su casa, ni en la escuela, ni con las autoridades.

¿Cómo arreglará lo que está descomponiendo señor presidente?

Lo nuestro es la #política en la #CDMX; si en verdad te late la grilla chilanga en las redes, visita nuestra página: https://elinfluyente.mx

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