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CRIANDO CUERVOS / ¿Por qué Ebrard anuló a demócratas?

La negociación de Ebrard ha generado un gran problema al gobierno federal, no porque no puedan organizar y dar resultados al final de los famosos 45 días, que seguramente los logrará, y que con un poco de maquillaje en cifras y acciones mediáticas, dará la impresión de éxito.

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Javier Ramírez

Al inicio de la actual crisis en la relación México-Estados Unidos se retomaron, desde aquel país, un par de tuits de Marcelo Ebrard cuando daba un decidido apoyo a la entones candidata Hilary Clinton en su lucha por la presidencia estadounidense, y en los que denostaba al candidato republicano, Donald Trump.

Es sabido que el canciller mantiene buena relación con los demócratas y tejió en el vecino país una importante red de apoyos.

Por eso, quienes han seguido de cerca el conflicto con Estados Unidos y conocen de las relaciones del canciller y sus alcances, no logran entender por qué Ebrard decidió dejar fuera a los demócratas en estos momentos.

Nadie duda de las habilidades negociadoras de Marcelo, él sabe cuándo y dónde apretar, casi estrangular, e identifica los momentos en los que debe ceder.

Los demócratas pudieron ser una pieza fundamental en el tablero de la negociación en Washington, y a menos que esté omitiendo llamadas o reuniones con ellos, en el informe que entregó al Senado no menciona acercamientos con la oposición en Estados Unidos.

La estrategia que esperaban quienes conocen de las relaciones binacionales, era que México aguantará el primer mes con 5 por ciento de aranceles a sus exportaciones, e incluso hasta llegar al 15, como amenazó Trump, es decir, tres meses de pleito.

Y a cambio de ello, los demócratas entrarían de lleno en el juego, no en apoyo de México, sino de sus propios intereses, que significaba ir en contra de la decisión unilateral de su presidente.

Ante ello, se hubieran sumado algunos republicanos, -congresistas y gobernadores-, que tampoco estaban de acuerdo con la imposición comercial a México de parte de Trump.

En pocas palabras, Ebrard hubiera podido trasladar el tema, la presión y el pleito a las fuerzas políticas de Estados Unidos, jugar a su favor con los tiempos en la intención reeleccionista de su presidente, pues su base electoral estaría siendo golpeada con los aranceles que México hubiese impuesto en respuesta.

El golpe a la economía nacional no era poca cosa a considerar, pero expertos calculan que ese 5 por ciento de aranceles, apenas y hubiera impactado en las ganancias de los exportadores, por lo que el costo era asumible.

Es muy poco probable que el canciller no hubiese contemplado un escenario así, por lo que todo apunta a que su intención es construir una súper Secretaria de Relaciones Exteriores, allanarse el camino hacia Gobernación, o quizá las dos.

Por lo pronto, su acuerdo ya ocasionó la primera baja en Bucareli, pues el director del Instituto Nacional de Migración, Tonatiuh Guillén, que depende directamente de Gobernación, no aceptó recibir órdenes de Ebrard.

Mientras, el presidente la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, Porfirio Muñoz Ledo, sigue alertando del poder que está concentrando el canciller.

La negociación de Ebrard ha generado un gran problema al gobierno federal, no porque no puedan organizar y dar resultados al final de los famosos 45 días, que seguramente los logrará, y que con un poco de maquillaje en cifras y acciones mediáticas, dará la impresión de éxito.

Pero el problema central no es ese, sino que lo firmado por el canciller establece que será el gobierno de Trump quien los evaluará, y además, a discreción.

En otras palabras, nadie sabe si se conformarán con una disminución del 20, 50, 80 o 100 por ciento de la migración; y ante esto, los demócratas se quedaron esperando el pase balón de Ebrard.

Piquete de ojos

El mensaje del canciller el jueves pasado, a horas de su comparecencia, fue clarísimo: “No queremos que atravieses por nuestro territorio si tu objetivo es llegar a otro país…porque le vas a crear un problema a nuestro país”.

La declaración del canciller, en el marco de la conmemoración de los 80 años de la llegada del exilio español a Veracruz, define la nueva política migratoria, y seguramente tuvo acuse de recibo en Washington.

Prácticamente es el aviso de que se sellará la frontera sur a los migrantes, así como la criminalización de quienes a riesgo de su propia vida, y a veces hasta la de sus hijos, van en busca de mejores condiciones de vida.

Y por cierto, Ebrard reactivó su antiguo equipo de prensa en el gobierno de la CDMX, pues mandó a Oscar Argüelles y a Juan Valtierra a Tapachula para que sean quienes concentren y distribuyan la información del plan de atención para la migración.

Lo nuestro es la #política en la #CDMX; si en verdad te late la grilla chilanga en las redes, visita nuestra página: https://elinfluyente.mx

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