Nashieli Ramírez
La Asamblea de ONU Hábitat se celebró en la sede de Naciones Unidas en Nairobi, Kenia y sesionará cada cuatro años para analizar las principales tendencias, normas y estándares sobre asentamientos humanos, así como para tomar decisiones y aprobar resoluciones que enmarquen una agenda mundial sobre urbanización.
El tema principal fue “Innovación para una mejor calidad de vida en ciudades y comunidades” y su objetivo consistió en abordar los desafíos que representa la urbanización: la pobreza urbana, la marginación, eldesempleo, los efectos del cambio climático y las crisis humanitarias. Las resoluciones a las que se llegaron son relevantes para la definición de las políticas públicas locales que deben priorizar los gobiernos.
Al respecto, ONU Hábitat ha señalado que la tendencia de las ciudades es el crecimiento exponencial, por lo que es necesario modificar la forma en la que se diseña e implementa la política urbana. La Ciudad de México no es la excepción y se considera que son dos sus principales retos.
Uno de ellos es el incremento de las distancias, tiempo y costos de los trayectos que tienen por efecto precarizar la calidad de vida de las personas, por lo que es necesario dirigir esfuerzos a una mayor conectividad física o espacial. Las soluciones para lograrla no deben agudizar las afectaciones al medio ambiente ni profundizar la brecha de desigualdad socioeconómica que genera exclusión urbana.
Ejemplo de esa exclusión que, a la vez, representa el segundo reto principal a atender en la Ciudad de México, es aquel que representa la falta de oferta de suelo habitacional asequible. El incremento de los asentamientos irregulares lejanos a los centros de trabajo y de servicios es ocasionado por la falta de acceso a la vivienda de las personas en condiciones de mayor precarización, lo que no sólo perjudica aún más la calidad de vida por las largas distancias a recorrer, sino que expone a las personas con menos ingresos a otros riesgos como un impacto mayor frente a las catástrofes, así como a entornos de alta inseguridad.
En ese sentido, los resultados del Índice de las Ciudades Prósperas (CPI, por sus siglas en inglés) publicado en 2015 por ONU-Hábitat para apoyar la toma de decisiones de política pública local a partir de un diagnóstico de priorización, fortalecimiento o consolidación de la política urbana, aportan un diagnóstico que merece la pena atender.
El Índice ofrece información clasificada no sólo en los tres niveles de atención antes señalados, sino que se conforma por la medición de seisrubros: productividad, infraestructura de desarrollo, calidad de vida, equidad e inclusión social, sostenibilidad ambiental y gobernanza.
Para el caso de la Ciudad de México, el CPI promedio es de 54.85, que corresponde a una etapa media en la que es necesario fortalecer la política urbana. De las 16 alcaldías, ninguna sobrepasa los 69 puntos necesarios para estar considerada en la etapa de consolidación. Milpa Alta es la única que se mantiene en alerta por estar aún en una etapa base de priorización de las políticas urbanas. De acuerdo con las cifras obtenidas del CPI, las 15 alcaldías restantes deben fortalecer su política urbana en diversos aspectos.
Por ejemplo, en cuanto al componente de infraestructura para el desarrollo considerado por el CPI y que, a su vez, agrupa la medición de la infraestructura para la vivienda, para las comunicaciones, la movilidad urbana, entre otros, sólo nueve alcaldías están en el rango de calificación que las coloca en el estado de consolidación de políticas urbanas, es decir, el más benéfico, mientras que las otras siete se encuentran en estado de fortalecimiento de al tener una calificación media.
Es de preocupar que, en la Ciudad de México, existe una alerta especial respecto al componente de sostenibilidad ambiental que arroja el CPI pues no hay ninguna alcaldía que se salve de tener que priorizar su política urbana en la materia al estar en “números rojos”.
Por todos los pendientes que atender en la materia y el impacto que tienen en la calidad de vida de las personas, es necesario acelerar el paso de la política urbana en atención a las directrices señaladas y, quizás, la única forma de hacerlo será a través de la innovación para el desarrollo sostenible.
El hecho de que México haya asumido la presidencia de la Asamblea del Programa de Asentamientos Humanos de ONU-Hábitat para este periodo, por conducto de la subsecretaria para Asuntos Multilaterales y Derechos Humanos de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), Martha Delgado, quien fuera Secretaria del Medio Ambiente del entonces Distrito Federal en el periodo 2006 a 2012, representa una oportunidad para acelerar las acciones a favor de los derechos a la vivienda y al medio ambiente sano en todo el país. Estamos convencidos de que la Ciudad de México podrá encabezar la tendencia en la implementación de la política urbana sostenible en el país, incluida aquella sobre asentamientos humanos, al tiempo que echa a andar medidas innovadoras para acelerar la brecha pendiente en términos de derechos al medio ambiente, vivienda, movilidad, entre otros.
