Patricia Sotelo
Vaya escándalo que suscitó la disposición del gobierno de la Ciudad de México, en coordinación con la Secretaría de Educación Pública, de implementar el uniforme neutro en todas las escuelas de la capital, desde preescolar hasta secundaria.
Y fue un escándalo porque provocó la reacción de los grupos más conservadores de la sociedad que refutaron la medida, lo que evidenció los prejuicios que aún existen sobre el tema de equidad de género en un sector de la población.
El uniforme neutro implica que las niñas y los niños podrán elegir si quieren usar falda o pantalón para asistir a la escuela. Esta medida beneficiará fundamentalmente a las niñas, a quienes se les obligaba a vestir únicamente con falda, y hoy tendrán la oportunidad de ponerse pantalón, lo que les brindará mayor comodidad, seguridad y hasta protección en tiempos de frío.
Pero el debate surgió porque, al tratarse de un uniforme neutro, también se deja como opción que si algún niño quiere usar falda, se la podrá poner.
¡Uy, qué blasfemia planteó Claudia Sheinbaum, jefa de gobierno de la CDMX! ¿Cómo se le ocurre proponer que los niños usen falda?
Fue increíble ver cómo el debate sobre el uso del uniforme neutro se centró en la posibilidad de que un niño asista a la escuela con falda en vez de pantalón. La cultura patriarcal y machista afloró a plenitud y colocó al hombre en el centro de la polémica.
Se hicieron memes, cartones y notas enfocadas a los niños usando falda en las escuelas. Querían quemar en leña verde a la jefa de gobierno.
Pero en realidad, la propuesta se centra en beneficiar a las niñas, a quienes se les ha prohibido por años vestir con pantalón, una prenda que toda mujer usa comúnmente. Se eliminó, así, una medida arcaica.
Aunque en el fondo, la disposición sobre el uniforme neutro también busca fomentar los valores de igualdad, respeto, aceptación y tolerancia hacia los demás.
¿Qué pasará cuando un niño decida ir a la escuela vestido de falda? ¿Será el centro de burlas y candidato indiscutible a ser víctima de bullying? ¿Cuál será la reacción de sus maestros y directores del colegio?
Habría que pensar que si un niño llega vestido con falda al colegio es porque sus padres le dieron la libertad de tomar esa decisión y lo apoyaron. Y si el niño se siente bien con eso, los demás deben respetarlo.
Es justo en la edad de los niños y niñas que cursan la educación básica cuando permean los valores que se inculcan en los hogares y en las escuelas. Un gobierno no debe estar ajeno a ello.
Como dijo Claudia Sheinbaum en el acto donde se anunció la medida: se trata de un paso sencillo, pero trascendente. Y son estos pasos, que para muchos resultan una afrenta, los que tienen que darse si se quiere avanzar hacia una sociedad más incluyente y tolerante.
Ojalá en mi época nos hubieran permitido a las niñas usar pantalón, porque hubiéramos podido hacer lo que ahora harán las niñas de las escuelas de nivel básico: jugar, saltar, sentarse sin temor a que les vean los calzones.
Y los niños seguirán igual, jugando, saltando, corriendo, vestidos con su pantalón. Nadie los obligará a usar falda, pero, por una cuestión de equidad, tampoco se les prohibirá.
La CDMX, que ha estado a la vanguardia en el tema de las libertades ciudadanas, ya sentó el precedente con la disposición del uniforme neutro, la cual entrará en vigor el próximo ciclo escolar. Veremos si le siguen los gobiernos de los demás estados de la República, donde existe menor apertura hacia los temas que atentan contra sus tradiciones conservadoras.
