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ECONOMÍA PARA PRINCIPIANTES / El significado de la renuncia

La sorprendente renuncia del Secretario de Hacienda, ha ocasionado que varios de esos términos estén ocupando los espacios en los medios de comunicación y en las mesas de debate de los que saben de economía.

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Pablo Trejo

En materia económica, existen algunas palabras que impregnan de negatividad el ambiente y siempre atraen la atención con el simple hecho de pronunciarlas: déficit, desaceleración, recesión, incertidumbre, riesgo, volatilidad, depreciación y subejercicio, son claros ejemplos de ello.

La sorprendente renuncia del Secretario de Hacienda, ha ocasionado que varios de esos términos estén ocupando los espacios en los medios de comunicación y en las mesas de debate de los que saben de economía. La carta publicada por Carlos Urzua, generó reacciones en todos los niveles; por una parte, se reconoce la claridad, la ausencia de hipocresía y la exposición de los motivos que le orillaron a tomar esa decisión; pero por otra, pone al descubierto la confrontación de ideas de quienes integran el primer círculo del presidente.

Tanto Urzúa como su sucesor, Arturo Herrera, son dos economistas destacados y con experiencia en el sector público, y lo más importante, con el sentido de la responsabilidad lo suficientemente desarrollado como para argumentar en contra de la poderosisima figura presidencial.

Resultaría preocupante que existiera un gabinete en el que los acuerdos y las grandes decisiones, se tomaran de manera unánime, sin contrapesos y sin alternativas, y justamente por ello, es que la renuncia del Secretario Urzua, cobra mayor importancia.

Afortunadamente, algunas instituciones, haciendo uso pleno de su autonomía, están comenzando a convertirse en un contrapeso real al poder ejecutivo. Tomemos un ejemplo: en tanto el presidente y sus colaboradores más cercanos, propagan un mensaje de certidumbre y estabilidad, bajo el argumento de la sanidad de nuestra economía, los miembros de la Junta de Gobierno del Banco de México, en su reunión del pasado 27 de junio, señalaron que existen evidencias de que estamos atravesando por una “ligera recesión”, debido a la “incertidumbre” por la falta de claridad y previsibilidad den la dirección de algunas de las políticas públicas del gobierno federal.

En esa misma reunión, se reconoció que “los ingresos presupuestarios totales del sector público, incluyendo Pemex, CFE y otros organismos de control presupuestario directo, fueron inferiores a lo programado”, lo que supone presiones fiscales adicionales y eso puede conducir a una mayor “volatilidad” y riesgo de “depreciación”.

El que Pemex no esté cumpliendo con las expectativas de generación de ingresos, podría ocasionar que de nueva cuenta recibiera una nota negativa de las calificadoras, lo que en los hechos, se traducirá en una deuda más cara.

Finalmente, es importante hacer un alto en un asunto de suma importancia: la coincidencia existente entre instituciones públicas y organismos privados acerca del registro de subejercicios en el gasto público. A diferencia de lo que conocemos como economías, los subejercicios representan actividades institucionales incumplidas; obras de infraestructrura sin avanzar; progreamas sociales no ejecutados, u otros factores, igualmente negativos.

Uno de los argumentos explícitos en la reuncia de Urzua, fue señalar incompetencias en quienes son resposables de las políticas públicas, y si eso es cierto, pueden ser el origen de algunos de los problemas de fondo que aquí hemos abordado. Ojalá que la renuncia sirva para hacer un ejercicio de autocrítica que siempre es necesaria.

Lo nuestro es la #política en la #CDMX; si en verdad te late la grilla chilanga en las redes, visita nuestra página: https://elinfluyente.mx

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