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LA MANO QUE MECE LA CUNA/ ¿Es en serio, Claudia?

Es obvio que tiene un gran hueco en materia de comunicación social, donde consideran que con unos cuantos boletines y declaraciones el tema está cubierto; nada más lejos de la realidad.

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Adrián Rueda

Quienes la conocen dicen que tiene una sonrisa encantadora y que no es ninguna tonta, y seguramente tienen razón, pues es una científica reconocida y su gesto duro se suaviza cuando sonríe.

Pero si en realidad tiene una sonrisa encantadora, lo que Claudia Sheinbaum necesita es saber dónde y cuándo lucirla, y dónde y cuándo reservarla.

Porque hay eventos solemnes en los que su sonrisa, en lugar de ser amable, puede ser tomada por los ciudadanos como un gesto cínico ante la falta de resultados en todos los rubros, pero especialmente en materia de seguridad y procuración de justicia.

Por ejemplo, cuando recientemente anunció la entrega de nuevas patrullas no quitó la sonrisa de su rostro y en su discurso usó un tono de maestra de kínder, que a los policías no les causó la menor emoción.

Y es que la jefa de Gobierno no tiene ritmo, no tiene tono y menos dominio del escenario, por lo que al querer verse motivadora, diciendo a los policías que ahora no hay pretexto para fallar en su tareas, casi los duerme.

“¿Ahora ya no hay pretexto para culpar a quienes se fueron, y vamos a cumplir, verdad?”, dijo a los uniformados que fueron convocados para la entrega de patrullas nuevas.

Seguramente esperaba que los policías le respondieran: “sí señorita jefa de Gobierno”.

Lo que pudo ser un buen evento, por la importancia que representaba, acabó en un acto equis; uno de tantos que ha realizado sin el menor éxito.

Las únicas ocasiones en que sus declaraciones tienen impacto mediático son cuando se ve obligada a responder sobre la ineptitud de su equipo de trabajo en servicios público y seguridad o procuración de justicia.

Es obvio que tiene un gran hueco en materia de comunicación social, donde consideran que con unos cuantos boletines y declaraciones el tema está cubierto; nada más lejos de la realidad.

A la jefa de Gobierno le urge un “media training” para que le enseñen a comunicar verbal y corporalmente. Un asesor en comunicación política que le indique cuándo salir y qué decir, pues es obvio que su administración no sabe vender lo poco bueno que hace.

Porque no se trata solamente de redactar insípidos boletines o de subir algunas declaraciones a las redes sociales. O de que su equipo ande por la sala de prensa recomendando a la fuente ángulos noticiosos o “temas de interés para la jefa”.

Eso es de la prehistoria priísta y no se necesita a alguien con gran talento para el trabajo; lo que urge es una estrategia de comunicación política que incluya un cuarto de guerra para el control de daños, que desgraciadamente son muy seguido.

Y lo más importante, la construcción de un buen discurso que refleje su inteligencia y su propia idea de Gobierno. Que le dé consistencia a sus mensajes y destaque lo poco bueno que haga su gobierno, para ir generando su marca.

Sheinbaum vive engañada o, como sus antecesores, en una burbuja donde todo mundo le dice que va muy bien y le esconden las críticas. Su equipo le oculta el “humor social” que hay en su contra, lo que le impide corregir el rumbo.

El error más reciente fue el anuncio de que este domingo rendirá en la Plaza de Tlatelolco otro informe, pues cumple 200 días al frente del Gobierno de la Ciudad de México, y tiene muchas cosas buenas que informar.

¿En serio Claudia cree que la ciudadanía está ansiosa de escuchar lo que ella se atreve a anunciar como “buenas cuentas”, cuando en realidad son cuentas alegres que sólo exasperan más a una ciudadanía de por sí irritada?

Si tuviera un poco de sentido común trataría de bajar un poco su perfil para no ofender más a los capitalinos, que están agraviados por sus pifias y las de sus colaboradores, y esperar a que dé soluciones tangibles para presumirlas.

“Ya hicimos uno (informe) de 100 días; ahora va el de 200, antes de septiembre. Es un ejercicio de rendición de cuentas”, dijo la funcionaria el lunes, y aclaró que el costo del evento no será elevado, como nadie supiera lo que cuesta un acarreo.

¿Qué va a informar? ¿A quién le importan sus números cuando la realidad es que nadie le cree?

Le falta coucheo, discurso y carácter a la jefa de Gobierno para dar un manotazo en la mesa y ganar algo de respeto.

Porque la gente puede perdonar que un gobernante o su equipo se equivoquen, pero le encabrita que no haya una autocrítica, y mucho menos una corrección ante un gobierno evidentemente fallido.

¿Qué pensara sobre la propuesta que circula en las benditas redes sociales, y que sugiere darle a la jefa de Gobierno los mismos puntos que ella le da a los automovilistas en su licencia, y que les son descontados por cada falta que cometan hasta impedirles verificar?

Que ella tenga los mismos puntos y que se le vayan descontando por cada homicidio, secuestro, bache, inundación, falta de agua, de transporte, extorsión policiaca, calle mal iluminada, falla del metro, etcétera, y que cuando se agoten sus puntos se vaya.

¿Alguien le habrá mostrado la última encuesta de El Universal en la que muestran su caía a pique entre los ciudadanos para los que gobierna?

Seguramente la vio y pudieron pasar dos cosas: que sus asesores le hayan dicho que se trata de un trabajo publicado por la prensa fifí, o que ella tenga otros datos y no la tomó en cuenta.

Por supuesto que no se cambia una línea de gobierno por una simple en cuesta, pero hay que considerar que finalmente es el pulso de una parte de la sociedad y que algo no anda del todo bien, por lo que hay que corregir.

Es penoso que la jefa de Gobierno vaya tan mal y nadie la oriente; que su equipo la exponga al ridículo y que, siendo tan inteligente, no se dé cuenta de que sus colegas de la UNAM que llevó a su administración andan más ocupados por el cambio de rector que por la ciudad.

Con todo y lo pésima que ha sido su gestión, ¿es en serio que quiere dar un informe de 200 días?

¿Volverá a contar cómo recuperó a su antiguo novio por Facebook y aclarará que su búsqueda la hizo en su tiempo libre y en su casa, por lo que no le costó nada a los capitalinos?

Qué ganas de que la volteen a ver; de llamar la atención como sea y de presumir que trae novio nuevo para elevar un poco su autoestima, como si los capitalinos estuvieran preocupados por su vida privada.

Su vida pública es la que interesa y ahí ha quedado a deber.

Lo nuestro es la #política en la #CDMX; si en verdad te late la grilla chilanga en las redes, visita nuestra página: https://elinfluyente.mx

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