Nashieli Ramírez
El 30 de julio de cada año, desde 2013, se conmemora el Día Mundial contra la Trata de Personaspara aumentar la conciencia social y promover el compromiso gubernamental en torno a la prevención, atención y sanción de este delito que representa una violación grave a los derechos humanos.
La trata de personas involucra más de 20 tipos penales y tiene como fin la explotación laboral o sexual de las personas. Desde 2010, la ONU ha implementado un Plan de Acción Mundial para Combatir el Tráfico de Personas, sin embargo, las cifras de víctimas de este delito van en aumento y detrás de éstas hay muchos casos no denunciados, por lo que no se conoce el impacto real de la situación.
La Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC por sus siglas en inglés) reporta en su informe bianual de 2018 casi 25,000 víctimas detectadas en 97 países durante el 2016. De ellas, el 49 por ciento son mujeres, el 23 por ciento son niñas, el 21 por ciento son hombres y el 7 por ciento son niños.
En cuanto a las modalidades de explotación de las víctimas, el 59 por ciento de los casos de trata es con fines de explotación sexual, mientras que el 34 por ciento es con fines de trabajo forzado y el 7 por ciento con otras finalidades. En la Ciudad de México se han registrado casos de trata con fines laborales en espacios domésticos, fábricas y calle –por ejemplo, mediante la práctica de la mendicidad- cuando se utiliza a personas en situación de vulnerabilidad para explotarlas.
En ese sentido y a partir del reconocimiento del alto porcentaje de víctimas mujeres y niñas, es fundamental afianzar la educación temprana con perspectiva de género como una de las medidas para prevenir el perfilamiento de mujeres como víctimas de la trata de personas con fines sexuales. Aunado a ello, es necesario fortalecer la implementación de medidas para prevenir la trata en el espacio virtual pues el acceso de niñas, niños y adolescentes (NNA), en México y en todo el mundo, a las redes sociales e internet obliga a implementar medidas de protección también en ese medio.
De acuerdo con la Consulta Infantil y Juvenil 2018 (INE), en la Ciudad de México el 63 por ciento de las y los adolescentes de 14 a 17 años hacen uso de internet como una actividad en su tiempo libre. Por su parte, el 52 por ciento de niñas y niños entre 10 y 13 años hace uso de celular o tablet, mientras que el porcentaje de niños y niñas de entre 6 y 9 años que hacen uso de esos dispositivos es de 45 porciento. Por tanto, la presencia de NNA en el espacio virtual es elevado, continuo y lejano del conocimiento de personas adultas que regulen las interacciones de manera proporcional a la autonomía de ellos y ellas.
En lo que toca a la percepción de seguridad en internet que tienen las NNA, el 29 por ciento de niñas y niños entre 10 y 13 años considera que el internet es seguro y el 33 por ciento de adolescentes entre 14 y 17 años comparte esa percepción. Es notorio que las niñas y niños entre 6 y 9 años, si bien señalan sentirse seguros en internet tan solo en un promedio de 4 por ciento, en alcaldías como Iztapalapa las niñas reportan sentirse seguras en internet en un 11 por ciento.
Cualquier estrategia de prevención de los delitos asociados a la trata de personas debe de cruzar no sólo por el análisis del medio de comisión del delito, por ejemplo, rutas virtuales de captación, sino también por el análisis de las condiciones que llevan a ciertos grupos de personas a ser más susceptibles frente a estos delitos. Por ejemplo, se considera que el 85 por ciento de las personas migrantes son susceptibles de ser víctimas de trata.
En cuanto a la susceptibilidad en función del género y la edad, el Diagnóstico sobre la Situación de Trata de Personas en México 2019documenta que de las víctimas de trata de personas identificadas por las Procuradurías y Fiscalías Generales de 2012 a 2017, 492 son hombres, 3 mil 308 son mujeres, 289 son niños y 1,086 son niñas. Tan sólo uno de cinco casos que llegan a investigarse cuenta con sentencias condenatorias.
Cualquier estrategia de prevención, investigación, sanción y reparación de los delitos asociados con la trata de personas debe centrarse en las víctimas como objetivo central de las acciones. Promover una cultura de prevención mediante la difusión de información pertinente, de denuncia de la trata de personas que puedan realizar especialmente las personas que lo atestiguan, así como la garantía de acceso a la justicia y la reparación integral para las víctimas es una labor que debe redoblarse pues tanto la dignidad como la autodeterminación personales son los principios que están en juego.
