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LA MANO QUE MECE LA CUNA / El odio de Trump y El Peje

En lugar de hacer un reclamo enérgico a esa política de discriminación y odio en contra de sus connacionales, Andrés Manuel López Obrador se esconde en las faldas de su canciller, Marcelo Ebrard, para hacer una tibia sugerencia de acabar con la venta indiscriminada de armas.

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Adrián Rueda

En México hay una profunda indignación porque los continuos discursos de odio de Donald Trump en contra de los mexicanos, han ocasionado agresiones que han dejado víctimas mortales de migrantes nacionales en Estados Unidos.

Quienes piensan así tienen toda la razón del mundo, pues en una sociedad sin valores, como es la estadounidense, sus integrantes son fácilmente influenciables por quien busca utilizarlos para ganar votos, y lo toman como una invitación a exterminar hispanos.

Esta hubiera sido una gran oportunidad para el Gobierno de la 4-T de recriminar a Trump por sus exabruptos en contra de los mexicanos, a quienes ha puesto el estereotipo de invasores, delincuentes y “bad hombres”.

En lugar de hacer un reclamo enérgico a esa política de discriminación y odio en contra de sus connacionales, Andrés Manuel López Obrador se esconde en las faldas de su canciller, Marcelo Ebrard, para hacer una tibia sugerencia de acabar con la venta indiscriminada de armas.

Hábil y oportunista como es, Ebrard aprovecha la cobardía de su jefe y hace política para sí mismo, jalando reflectores al visitar a las víctimas y exigir que el agresor sea extraditado a México, para que sea juzgado aquí por terrorismo en contra de mexicanos.

Como si en México la aplicación de la justicia fuera garantía de algo; al revés, los  delincuentes nacionales tienen pavor a ser extraditados hacia el vecino país, pues allá sí les aplican la ley y les quitan privilegios.

El último ejemplo de ello es Joaquín El Chapo Guzmán Loera, quien dos veces se escapó en México de penales de alta seguridad y tuvo que ser enviado a los Estados Unidos para ser condenado de por vida.

Por supuesto que Marcelo sabe que ninguna de sus peticiones tiene viabilidad y que no lo van a pelar los gringos, pero lo que en realidad le interesa es acumular bonos en cada problema con Trump para pavimentar su camino hacia 2024.

Él sabe perfectamente cómo son los gringos y la influencia política que en ese país tiene la Asociación del Rifle, los comerciantes de armas que han fincado su imperio en la venta de artefactos mortales que ponen en manos de cualquier ciudadano, loco o cuerdo.

Ellos jamás van a dejar que ese lucrativo negocio se termine, y menos en época electoral donde, además de contribuir generosamente con los candidatos afines, representan un gran peligro para quienes se les opongan.

Se amparan en su propia Constitución Política, que da derecho a cualquier ciudadano de adquirir armas en cualquier tienda, sin importar el calibre, con el sólo hecho de que digan que es para su legítima defensa.

En el territorio del Tío Sam es tan fácil comprar un fusil de asalto, que en un carrito del súper se pueden ver mezclados víveres, pañales y armas; así de sencillo es.

Y ni qué decir de los armeros que venden sus peligrosos productos a grupos criminales de todo el mundo; en la frontera con México son los que abastecen a los principales carteles, por lo que ese negocios de miles de millones de dólares no va a acabar.

Por esa razón es tiempo perdido que El Peje –a través de su canciller- pida a Trump que por favor tome cartas en el asunto de la venta indiscriminada de armas; debería reclamarle con energía –como lo hace en México casi a cualquiera- que pare con su discurso de odio.

¿Por qué no lo hace entonces y prefiere buscar la salida fácil de rogarle que controle la venta de armamento?

Por tres razones fundamentales:

La primera es porque ni siquiera está en manos del presidente estadounidense tomar esa decisión, ya que sus cámaras legislativas, gobiernos estatales y su propio gabinete está lleno de políticos apadrinados por la Asociación del Rifle, que es un gran negocio.

La segunda es porque El Peje le tiene pavor a su homólogo gringo, al que no quiere molestarlo ni siquiera con una declaración, no sea que vaya anunciar nuevos aranceles a productos mexicanos o algo así.

Atrás dejó el tabasqueño sus bravatas de cuando era candidato y juraba que si él ganaba la Presidencia de la República Trump sabría lo que es un presidente mexicano con pantalones, y que lo pondría en su lugar cada que fuera necesario.

Ya se vio que López Obrador se hace pequeño cada que se refiere al presidente de EU; su tono baja ostensiblemente y hasta su comunicación corporal se reduce, echándole siempre la bolita a Ebrard para que lo saque del hoyo.

Todo lo machito que aparenta ser en sus mañaneras, es todo lo cobarde que se ve cuando de defender a los mexicanos de las agresiones gringas se trata.

La tercera razón –y no por ella menos importante- es que se vería muy mal reclamar a Trump la utilización de sus discursos de odio en contra de los mexicanos, si el propio Peje los practica todos los días en cadena nacional.

No hay mucha diferencia entre lo que el presidente gringo dice de los migrantes nacionales a lo que el tabasqueño expresa en contra de sus propios compatriotas, con el agravante de que Trump es presidente de EU y López Obrador de México.

Cuando el tabasqueño habla en sus mañaneras de los fifís y conservadores, enemigos del pueblo, se refiere a empresarios, periodistas, líderes sociales, organizaciones de derechos humanos, instituciones independientes, a los que denuesta, exhibe y pone en riesgo.

Si el propio Peje acostumbra a utilizar discursos de odio en contra de los mexicanos que no comulgan con él, ¿con qué cara le pediría a Donald Trump no emitir mensajes en contra de los paisanos con los que no comulga?

En el caso extremo de que algún día López Obrador dejara a un lado su cobardía y defendiera al país en contra de EU, sería muy fácil para los gringos recordarle que él es uno de los primeros en utilizar el odio para dividir a su propio país.

Ese es el gran riesgo de utilizar el odio como estrategia política para dividir y ganar posiciones de poder, como lo hacen Trump y El Peje, ¿pero les importa acaso?

Lo nuestro es la #política en la #CDMX; si en verdad te late la grilla chilanga en las redes, visita nuestra página: https://elinfluyente.mx

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