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EVIDENCIAS / Palabras que matan

En México, la conmoción por la masacre de Texas derivó en advertir sobre el clima de descalificación que estamos viviendo en el ámbito político, en particular entre quienes apoyan al Presidente Andrés Manuel López Obrador y quienes lo critican. Felipe Calderón, intelectuales y legisladores panistas, aprovecharon el tema para atacar al tabasqueño.

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Patricia Sotelo

La masacre en el Walmart de Vista Cielo Mall, en El Paso, Texas, es, sin duda, un crimen de odio. Un hombre blanco de 21 años de nombre Patrick Crusius ingresó a la tienda departamental para disparar directamente contra los “invasores hispanos”. Descargó su fusil AK 47 contra mexicanos y otras personas, dejando decenas de muertos y heridos.

De acuerdo con información difundida en diversos medios, el joven habría subido a una página de internet extremista un “manifiesto” en el que advertía de la “invasión hispana de Texas” proveniente de la frontera sur y la necesidad de frenarla.

El odio de Crusius hacia los “invasores hispanos” debió haber sido alimentado por las palabras que desde el púlpito de la Casa Blanca ha lanzado Donald Trump una y otra vez contra los migrantes desde que asumió el poder, a quienes, efectivamente, ha llamado “invasores”, “asesinos” y “violadores”. En sus redes sociales, el asesino mostraba admiración por el mandatario estadounidense.

Es por eso que en esta masacre Trump debe asumir su responsabilidad moral. Como también debe hacerlo por todos los insultos, agresiones y violencia ejercida hacia los migrantes en la tierra donde se cree existe el “sueño americano”.

Las palabras de un líder tienen peso. Pueden servir para incitar a buenas acciones o para provocar lo contrario, y pueden ser peligrosas si se usan para atacar a un adversario, ya sea una persona o un grupo social. Pueden convertirse en palabras que matan.

En México, la conmoción por la masacre de Texas derivó en advertir sobre el clima de descalificación que estamos viviendo en el ámbito político, en particular entre quienes apoyan al Presidente Andrés Manuel López Obrador y quienes lo critican. Felipe Calderón, intelectuales y legisladores panistas, aprovecharon el tema para atacar al tabasqueño.

El intercambio de descalificaciones se centró en las redes sociales y los pro AMLO y anti AMLO se enfrascaron en tratar de señalar quiénes son los que incitan al odio. Paradójicamente, los comentarios fueron en sí mismos mensajes de odio.

Es cierto que el Presidente López Obrador se ha referido a sus críticos con términos como “hipócritas”, “fifís”, “conservadores” en un discurso que polariza. Pero también es cierto, que quienes no concuerdan con él manejan un lenguaje de descalificación hacia quienes lo apoyan, con términos como “pejezombie” o “chairo” en un afán por denostar.

Pero ¿empezamos este clima de confrontación con la llegada de López Obrador a la Presidencia? Me parece que no.  Hace poco más de doce años quien promovió el odio hacia AMLO fue Felipe Calderón que buscó descarrilar la candidatura del tabasqueño en 2006 señalándolo como un “peligro para México”, para impulsar la suya. Al final, ganó las elecciones por un margen mínimo y bajo sospecha de fraude.

En estos doce años nos hemos convertido en un país dividido y polarizado. Los que condenaron a Calderón por su fallida guerra contra el narcotráfico que dejó cientos de miles de muertos y desaparecidos como saldo de la misma, contra quienes lo defendieron. Los que apoyaron el regreso del PRI con el triunfo de Enrique Peña Nieto en 2012, contra los que terminaron asqueados por la corrupción de los priistas en ese sexenio. Y ahora los que apoyan a López Obrador que ha emprendido un cambio radical de régimen basado en la lucha contra la corrupción, contra los que rechazan su visión de país.

La responsabilidad de evitar el discurso de odio no sólo es del Presidente, aunque sí debe empezar por él por ser quien guía al país. Pero es también responsabilidad de todos los actores sociales, principalmente de quienes por su actividad tienen influencia en la opinión pública. Una cosa es criticar y otra es usar palabras y conceptos que promuevan el linchamiento hacia los demás.

La masacre de Texas sí debe ser una lección para todos.

Lo nuestro es la #política en la #CDMX; si en verdad te late la grilla chilanga en las redes, visita nuestra página: https://elinfluyente.mx

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