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Robles, Ahumada y Collado, ¿venganza o justicia?

Las tres, detenciones por diferentes causas, pero todos fueron actores protagónicos en la trama de los vídeos televisados en 2004, cuando AMLO gobernaba la Ciudad de México y aspiraba a ganar la presidencia en 2006. 

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Alejandro Zúñiga

@TuFantasma

La justicia mexicana tiene hoy en la cárcel, en un mes, a tres detenidos vinculados directamente con la trama de los video escándalos que sumieron a la izquierda mexicana en la peor crisis de corrupción de su historia. Aunque AMLO insiste en no ser un hombre de venganzas, en política, dice una máxima, no existen las casualidades. 
 
La frase viene a colación por la detención, primero, del abogado Juan Collado, después de Rosario Robles y el viernes pasado del empresario de origen argentino Carlos Ahumada Kurtz. 
 
Las tres, detenciones por diferentes causas, pero todos fueron actores protagónicos en la trama de los vídeos televisados en 2004, cuando AMLO gobernaba la Ciudad de México y aspiraba a ganar la presidencia en 2006. 
 
En 1999, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano deja la jefatura de gobierno para ir por la presidencia de la república, lo sustituye Rosario Robles, quien gobierna hasta diciembre de 2000, en ese lapso se convierte también en novia de Carlos Ahumada. El empresario de origen argentino la enamora para obtener contratos de obra y todo tipo de canonjías del gobierno capitalino, y ella, deslumbrada por lujos y regalos, atendía todas las peticiones de su pareja sentimental. 
 
Ahumada era dueño del Grupo Quartz, que entre otras propiedades tenía al diario El Independiente y los equipos de fútbol Santos y León. 
 
Él videograbó a René Bejarano -ex secretario particular de AMLO-  cuando ya era coordinador de la fracción parlamentaria del PRD en la entonces Asamblea Legislativa del Distrito Federal. 
 
Bejarano, esposo de la hoy diputada Dolores Padierna -tía del juez que acaba de vincular a proceso a Rosario Robles- fue videograbado recibiendo sendos fajos de dinero enligados de manos de Ahumada. 
El vídeo fue transmitido en un noticiero matutino de Televisa, el 3 de marzo de 2004, imágenes que después se reprodujeron en todos los noticieros del país. 
 
Antes de salir a la luz pública, ese y otros vídeos, fueron presentados por la entonces dirigente nacional del PRD, Rosario Robles, al ex presidente Carlos Salinas de Gortari, quien junto con el abogado Diego Fernández de Cevallos, los compraría en 68 mdp, cuenta Ahumada en su libro, “Derecho de Réplica”.   
 
Collado fue, según Ahumada, pieza clave en la distribución de los vídeos que comprometían a Bejarano y a otros políticos del entonces PRD, hoy algunos militantes de Morena. 
 
Lo cierto es que los vídeos grabados por Ahumada,  tuvieron su efecto en el electorado y contribuyeron a que el voto favoreciera a Felipe Calderón en 2006.   
 
15 años después 

Hoy, 15 años después, Collado está acusado de operaciones con recursos de procedencia ilícita y delincuencia organizada. Su proceso sigue con él en prisión. Rosario Robles, acusada de ejercicio indebido del servicio público, fue puesta en prisión preventiva, aunque el delito del que se le acusa no es considerado grave. Y Carlos Ahumada fue detenido por la Interpol Argentina, acusado de  adeudar  al fisco en México la irrisoria cantidad de 1.4 millones de pesos, una acusación de 2016 reactivada recientemente por la Fiscalía General de la República. 
 
Cabe mencionar que, al momento de su detención, Ahumada llevaba 100 mil dólares consigo, es decir, más dinero que el  reclamado por la justicia mexicana.  
 
El actual manejo faccioso de la justicia, recuerda las injusticias cometidas por los primeros gobiernos de izquierda de Cuauhtémoc Cárdenas y Rosario Robles en la CDMX. 
 
Había transcurrido año y medio del gobierno de Cuauhtémoc Cárdenas, una gestión calificada de gris al frente del entonces Distrito Federal de la que no se recuerda obra ni decisión trascendental que haya marcado su administración. 

De hecho, en junio de 1999, el asesinato del comediante Paco Stanley, ultimado a tiros al salir de un restaurante al mediodía, desató una campaña encabezada por TV Azteca, donde Stanley conducía un programa de TV. Este homicidio cimbró la administración cardenista. 
 
La respuesta fue arraigar y después encarcelar a Mario Bezares y Paola Durante, el primero amigo y colaborador de Stanley, y ella edecán de su programa de TV. Un año y medio después fueron liberados con el clásico “usted disculpe”, porque nunca pudo ser probada su participación en el asesinato de Stanley. 
 
El caso Peña Garavito 
 
Primero arraigar, después fabricar delitos, formulan acusación, detener, encarcelan y luego averiguar, fue la  forma de impartir justicia que encontró el gobierno del PRD en la Ciudad de México entre 1997 y 2000. 
 
Había que contener las críticas y acallar las voces que acusaban inoperancia e inacción del gobierno de Cárdenas Solórzano y su sucesora Rosario Robles. 
 
El caso Stanley no fue el único que evidenció injusticias, hubo otros operados por el llamado entonces “procurador de hierro” del cardenismo, Samuel del Villar. 
 
Otra víctima fue el ex director general de Servicios al Transporte del último gobierno priista de la Ciudad de México, Fernando Peño Garavito. En agosto de 1998, fue acusado de uso indebido de atribuciones y facultades, uso indebido del servicio público y  
administración fraudulenta. 
 
Su presunto delito fue haber firmado y autorizado, para que la ciudad no se quedará sin licencias de conducir en 1996, el contrato anual con un aumento por debajo del índice inflacionario. 
 
El incremento representó 940 mil pesos más que el año anterior, que fue tomado como pretexto para arraigar, encarcelar y enjuiciar a Peña, a pesar de que documentó que no hubo secretario de Transportes y Vialidad por tres meses y de que presentó oficio donde el coordinador jurídico del gobierno capitalino le autorizaba firmar el contrato.   
 
Peña fue arraigado durante una semana en su domicilio y su detención se dio en medio de un operativo policiaco digno de Hollywood. El  despliegue fue de más de 100 policías de élite, encapuchados y con armas de alto poder, varios de ellos irrumpieron en su casa con exceso de fuerza, amagaron a familiares y amigos en su domicilio en Lomas de Reforma, donde nació. 
 
Al operativo fueron convocados los medios de comunicación, cuyos representantes especulaban si se trataba de detener a un narcotraficante o un delincuente como el temido secuestrador apodado  “ el mochaorejas”. Aunque los delitos de los que lo acusaban no eran  graves y no ameritaban prisión preventiva, una jueza negó la libertad bajo fianza, con el pretexto de que: “Es reo peligroso y como es funcionario, puede haber cometido más delitos”. 
 
Peña estuvo seis días en presión en el Reclusorio Oriente, era evidente que solo querían su foto tras las rejas, pero ya no pudieron retenerlo más tiempo. 
 
Un vídeo, origen de la venganza 
 
Años después Peña confirmaría, por un amigo de la familia Cárdenas, que la esposa del general Lázaro Cárdenas del Río, doña Amalia, fue quien ordenó hacerle pagar su afrenta de haber distribuido un video, durante los últimos días de la campaña por la jefatura de gobierno, contra Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano. Ese fue la verdadera culpa que pagó con más de seis años de persecucion Peña, nada qué ver con lo que se anotó en la denuncia penal en su contra. 
 
La causa real de su persecución fue su operación política en la campaña del año 97 a favor de Alfredo del Mazo González y contra Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, por el gobierno de la ciudad. 
 
El “martirio emocional, físico y legal que destruyó 6 años” de la vida de Peña Garavito y de su familia, culminó cuando su caso pasó del fuero local al federal y cinco ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, por unanimidad, lo declararon inocente en 2004. 
 
¿Uso faccioso de la justicia? 
 
El que se entere primero la prensa de un citatorio judicial, un congelamiento de cuentas o cualquier otra acción de la justicia antes que el o la afectada, como ocurrió en el caso de Rosario Robles, no abona en nada a una impartición de justicia imparcial, como lo prometió el titular de la Fiscalía General de la República, Alejandro Gertz Manero. 
 
Más allá de que los casos se asignen a los jueces al azar y de manera aleatoria, si hay indicios de un posible conflicto de interés, como en el caso de Jesús Delgadillo Padierna, al ser su tía, Dolores Padierna, esposa de alguien afectado por Rosario Robles, la justicia debe establecer un procedimiento para garantizar la imparcialidad y desechar cualquier sospecha.   
 
Ojalá y nos equivoquemos y las detenciones de Collado, Robles y Ahumada no tengan nada que ver con la venganza, el encono político y con la continuidad de lo que hemos visto por años: utilizar la justicia para la venganza política. 
 
En opinión de expertos en derecho penal, resulta preocupante y hasta perverso la manipulación de las reglas del proceso penal para crear percepción de impartición de justicia expedita y eficiente. 
 
“La prisión preventiva es una medida excepcional para garantizar que una persona no se evada de la justicia, pero es una de al menos 14 medidas que puede asumir un juez, para garantizar que el proceso siga adelante”, refieren expertos. 
 
En el caso de Robles se cometió un exceso, porque el delito que se le imputa no es grave y se presentó de manera voluntaria a dos audiencias, de modo  que hubo evidencias de colaborar en el proceso legal. 
 
Defender el debido proceso no significa exculpar a nadie de ningún delito. 
 
La pregunta ahora es ¿quién, en su sano juicio, acudirá a una audiencia de proceso penal, con el antecedente de que el juez puede dictar la prisión preventiva, aunque haya evidencia de disposición y colaboración con la autoridad? 
 
Todo mundo merece un juicio justo, opina Fernando Peña Garavito, por más que nos parezca culpable. 
 
Porque el uso faccioso de la justicia, añade, destruye vidas, acaba con la tranquilidad de las familias y genera daños emocionales incalculables. 
 
Nada más preciado para un ser humano que la salud y su libertad, por eso no le deseo a nadie una persecución política como la que padecí.  
 
La venganza envenena, concluye Peña Garavoto. 

Lo nuestro es la #política en la #CDMX; si en verdad te late la grilla chilanga en las redes, visita nuestra página: https://elinfluyente.mx

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