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Capital Político

Se achica Martí en el Senado

Tras su desastroso comportamiento, con qué cara podría solicitar ahora un cargo de importancia si perdió la confianza de todo mundo.

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Adrián Rueda

Con una “victoria moral”, como calificó su derrota ante la estrategia de Ricardo Monreal para anularlo, Martí Batres anunció que se retira de cualquier intento porque la bancada de su partido lo reelija para presidir la Mesa Directiva del Senado.

Aunque la Comisión de Honor y Justicia de Morena pidió a las huestes pejistas repetir la elección interna en la Cámara Alta, el exceuísta declinó someterse de nuevo al escrutinio… por algo será.

A nadie sorprendió la decisión de la nomenclatura de Morena en favor de Batres, pues es sabido por todo mundo el odio que la actual dirigencia, encabezada por Yeidckol Polevnsky, le tiene a Monreal.

Anticipando esa decisión, el zacatecano movió sus piezas del tablero al conseguir el apoyo de todas las fracciones para que la tabasqueña Mónica Fernández ocupara el lugar durante el segundo año legislativo en el Senado.

La resolución de la nomenclatura fue para tratar de darle una salida honrosa al apaleado Batres, pues en caso de que se hubiera sometido de nuevo al escrutinio, con toda seguridad habría sido arrollado en una proporción mayor que antes.

Eso sin contar que hubieran tenido que encontrar al valiente que le dijera a la senadora Fernández que se tenía que bajar, porque la necedad de su compañero había hecho que su propio partido la vetara.

Con todo y que quiere hacerse pasar como un político noble al renunciar a participar de nuevo, diciendo que es para demostrar que no busca el poder por el poder, con su acción lo que demostró fue todo lo contrario: un vulgar ambicioso, como califica YSQ a esa gente.

La verdad es que esta fue una derrota en todo lo alto para el ya casi expresidente senatorial, pues luego de ofender a sus compañeros calificándolos de corruptos por recibir —según él— cañonazos de dinero por parte de Monreal, se convirtió en un apestado.

Tras su desastroso comportamiento, con qué cara podría solicitar ahora un cargo de importancia si perdió la confianza de todo mundo, en especial de su líder, al que calificó de acomplejado y del que sigue pidiendo su salida.

Hasta en eso recibió una lección, que como buen fósil universitario seguramente tardará en aprender, pues mientras más fuerte atacó a Monreal, más lo fortaleció no sólo al interior de Morena, sino con las bancadas de oposición.

Ayer, el zacatecano salió muy sonriente en las fotos con Andrés Manuel López Obrador, además de anunciar la impugnación a la resolución de la nomenclatura morena, nada más para echarle sal a la dolorosa herida de Batres.

Y Martí podrá seguir alegando una victoria moral, pero la verdad se llevó una derrota monumental.

CENTAVITOS

El Presidente tuvo que romper su promesa de no meterse en la vida interna de Morena y cayó en la tentación de dictar línea para la elección de la nueva dirigencia de su partido, que estaba entrampada. Al final, recomendó que en lugar de un proceso abierto, la renovación se hiciera mediante una encuesta, con lo que retomó el control del partido, pues todo mundo sabe cómo acaban las encuestas “gansito” de ese partido.

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