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Trascender en la 4T, sólo con oro

En cada mitin realizado en hospitales rurales el pasado fin de semana, el presidente reiteró que estaba atento del desempeño de los atletas de la delegación mexicana en los Juegos Panamericanos de Lima, Perú.

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Arturo Páramo

El tomar cualquier acontecimiento, por menor que sea, para apropiárselo en nombre de la popularidad es inherente a todo político. Incluso aquellos hechos dignos de presumir que no son necesariamente atribuibles al gobernante en turno son apropiados para presumirlos como propios.

En cada mitin realizado en hospitales rurales el pasado fin de semana, el presidente reiteró que estaba atento del desempeño de los atletas de la delegación mexicana en los Juegos Panamericanos de Lima, Perú.

Es paradójico que semanas antes del inicio de los juegos, el sector deportivo estuviera en una de sus crisis más importantes de los últimos años.

Fueron sonados los casos de atletas que denunciaban públicamente que las becas    que recibían para financiar su preparación fueron recortadas o de plano suspendidas alegando la ya famosa “austeridad republicana”.

Causó alarma el episodio de la titular de la CONADE, Ana Gabriela Guevara, asegurando ante diputados federales en una comparecencia, que esa dependencia tenía dinero suficiente para el mes de julio y que ya no había recurso presupuestado para agosto, algo que ningún funcionario se había atrevido a revelar en la historia reciente.

Remataron las jornadas previas a la justa panamericana el anuncio de que el Centro Deportivo Olímpico Mexicano cerraba sus puertas por falta de recursos, algo inaudito y lamentable, pues el lugar da alojamiento y alimentación a deportistas que llegan desde varios puntos del país, y sirve como sede de entrenamiento para la élite deportiva de México.

La situación se avecinaba trágica para la representación mexicana en Perú.

Por ello la alegría presidencial fue manifiesta cuando los atletas de México arrancaron los juegos en el tope del medallero y sólo bajaron hasta un histórico tercer lugar, con 37 preseas de oro.

Estas medallas  fueron premiadas con recursos extraordinarios que, además, serán más altos para los de medallas de oro, e incluso más elevados para los multimedallistas dorados.

Parte del recurso para financiar este compensación se obtuvo de la venta de la que fuera casa del empresario Zhenli Ye Gon.

Resulta irónica la actitud presidencial de celebrar como propios los triunfos de los deportistas mexicanos en Lima.

El propio presidente reconoció este fin de semana que muchos de los atletas pudieron hacer el esfuerzo logístico y económico que representa el entrenamiento, competencias y viajes, gracias al apoyo económico de sus familias y a la red de apoyo formada por ellos mismos.

Algunos atletas, por ejemplo, tuvieron que viajar sin entrenadores, pues no se les pagó el viaje.

El remate de este episodio, fue el lamentable gesto de Ana Gabriela Guevara entregándole al presidente una medalla de oro en agradecimiento “por el apoyo económico” dado a la representación deportiva mexicana.

Pocas veces la frase “no entiende que no entiende” es tan perfectamente aplicable como en este caso a la dirigente nacional del deporte.

Las victorias en Lima y el furor oficialista son un buen pretexto para distraer de temas tan densos como la amenaza del gobierno de los Estados Unidos de no certificar la lucha que lleva a cabo el gobierno mexicano en contra del narcotráfico; el asesinato de más de 20 personas en Guanajuato el fin de semana, y de otro tanto en Uruapan hace dos semanas; de un eventual efecto cascada de la crisis de Argentina sobre el resto de las monedas de la región, en una reedición del “efecto tanto” de los años noventa; la finalización de trabajos de búsqueda de cientos de restos humanos en fosas clandestinas de Veracruz; y del inicio de la querella en contra de Rosario Robles, a quien sucedió en la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México y la “lluvia de amparos” y rechazos a sus proyectos insignia.

Celebrar está bien, pero adjudicarse los triunfos del sector deportivo al que previamente se le lastimó, deja un sabor de boca amargo. Para trascender en la llamada Cuarta Transformación de la vida pública del país,al parecer, implica sufrimiento y pelea contra el “elefante reumático” que sigue ahí.

Lo nuestro es la #política en la #CDMX; si en verdad te late la grilla chilanga en las redes, visita nuestra página: https://elinfluyente.mx

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