Pablo Trejo
El significado del prefijo “sub” nos remite de manera inmediata a pensar en algo menor, en una categoría inferior, o en un “casi”; de tal forma que una selección de fútbol “sub 15” hace referencia a menores de 15 años y una “Subsecretaría” siempre será menos importante que una Secretaría, y un “sub ejercicio”, que es de lo que nos ocuparemos el día de hoy, significa que estamos gastando menos dinero del que teníamos previsto, lo que no necesariamente significa algo positivo.
La Secretaría de Hacienda tiene entre sus obligaciones, presentar cada mes al Congreso de la Unión, la “Información de Finanzas Públicas y Deuda Pública”, que recoge las cifras correspondientes alresumen de los principales indicadores de las finanzas públicas, los ingresos, gastos y el balance del sector público, la coordinación con entidades federativas; la deuda pública y los requerimientos financieros del sector público y su saldo histórico.
En el reporte presentado hace unos días, se destaca que el subejercicio del gasto público ha mantenido un crecimiento constante, sin notarse el esfuerzo que se ha invertido en acelerar el ejercicio deel gasto. Entre los meses de enero y julio, el gasto neto pagado se ubicó en 3 billones 255.9 mil millones de pesos, monto menor al previsto en lo programado en 197.8 mil millones de pesos. El gasto neto pagado también resultó 3 por ciento en términos reales inferior al observado en igual periodo del año pasado, y si comparamos la cifra con la del mes pasado (174 mil 484 millones de pesos), notaremos que nos encontramos en la plena espiral del subercicio.
Como bien lo sabemos, el gasto se divide en programable y en no programable, y como es lógico, lo que podemos programar es mucho más susceptible de sufrir ajustes, que en este caso, llegan a 141.2 mil millones de pesos, de los que el 65% corresponden a la Administración Pública Centralizada, y el resto, a el IMSS, ISSSTE y Pemex, conjuntamente.
Es de destacarse que entre las dependencias, Turismo es la que registra la mayor diferencia en el ejercicio de los recursos, con un 74.6% menos que el año pasado,
y Comunicaciones y Transportes con 36.6 por ciento menos.
Seguramente, el discurso oficial se centrará en señalar que hoy en día gastamos menos porque se están eliminando los gastos superfluos y porque se está demostrando que el combate a la corrupción disminuye los costos, y por ello, todo sale más barato. Por su parte, la oposición saldrá a decir que estamos gastando poco y mal. Tal vez ambas posturas tengan algo de ciertas, por que en efecto, se ha puesto fin a muchos gastos innecesarios, pero también es cierto que la sobre regulación y la curva de aprendizaje de los nuevos funcionarios responsables de dirigir el país, han causado que los recursos no se estén ejerciendo.
Ahorrar no es lo mismo que no gastar, y si no se gasta, no se pueden generar condiciones de crecimiento económico, lo que a nadie le conviene.
