Diana Sánchez Barrios
En los últimos días, el comercio popular en el espacio público se ha posicionado como un tema de gran relevancia en la agenda legislativa de la capital.
Como les he platicado en entregas anteriores, gracias al compromiso y trabajo de un gran equipo del que he tenido la fortuna de pertenecer, el pasado primero de septiembre, entregamos en el Congreso de la Ciudad de México, la primera iniciativa ciudadana con proyecto de decreto de ley, para regular el comercio popular en la vía pública y el trabajo no asalariado en nuestra ciudad, misma que contó con el respaldo de 42,404 firmas.
Este paso que dimos fue muy importante, ya que aprovechamos la ventana de oportunidad que nos brindó la Constitución local, al contemplar a nuestro sector como sujeto de derecho, y demandar la creación de la normatividad necesaria para dignificar y proteger nuestro trabajo.
Este es un tema que no había llamado la atención de nuestros legisladores, hasta después del 3 de septiembre, cuando acudimos al Congreso a presentar y explicar el proyecto que presentamos, aun cuando ellos tuvieron desde el 17 de septiembre de 2018 para crear la normativa. A partir de ese momento, distintos funcionarios generaron desde iniciativas de ley para regular el mismo tema, hasta propuestas para modificar la Constitución, y así postergar la discusión y el proceso legislativo, que a todas luces es urgente.
Sin embargo, esta situación me emociona, ya que nuestro gran proyecto, la Ley Chambeando Ando, está generando más efectos de los que imaginamos; logramos girar el reflector hacia nosotros, e hicimos que estos representantes ciudadanos se pusieran a arrastrar el lápiz, para proponer formas reales de atender nuestras necesidades.
Pero, me gustaría hacer algunas precisiones; he tenido la oportunidad de revisar algunos de los nuevos proyectos, y me parece que son buenos, pero necesitan complementarse con la experiencia y realidad que caracterizan a la Ley Chambeando Ando, ya que esta es la única que nació desde el sector mismo, por lo que no podría existir una aproximación más puntual que la que ahí se expresa. Además, la perspectiva de derechos humanos y sobre todo el derecho a la subsistencia, no se hacen presentes en otras propuestas, lo cual me parece un gran vacío que no debe quedar desapercibido.
El retomar las vivencias de las y los comerciantes en el espacio público, hizo posible que en el proyecto Chambeando Ando, se desagregaran todos los elementos y momentos que intervienen en el ejercicio de estas actividades, para que no quedará nada ni nadie fuera de la misma, creo que es ahí donde se encuentran las mayores deficiencias de los otros proyectos propuestos.
Estaremos pendientes del proceso legislativo, para exigir que no nos hagan a un lado, sino que nos den la oportunidad de generar sinergia, retomando los elementos más importantes de cada propuesta, que nos permita conseguir una ley integral, incluyente y sensible a las verdaderas necesidades de esta población que aporta tanto a nuestra economía.
