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SCREWBALL / Estatura legislativa

Siendo realistas y ante lo evidenciado la semana pasada, la dirigencia nacional de Morena a cargo de la señora Citlali Ibañez (a) Yeidckol Polevnsky debería ir buscando nuevos nombres y desesperadamente a un nuevo líder moral…

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Ernesto Osorio

El relevo en la Mesa Directiva de un Congreso, que en nuestro país debe darse por ley y no como una concesión gratuita en aras de fingir que somos una democracia, tuvo este año un proceso de claroscuros que ponen en entredicho la moral política del partido oficialista que domina al Congreso de la Unión y a nivel local, el Congreso de la Ciudad de México.

En este contexto debemos entender el comentario que hizo el Presidente Andrés Manuel López Obrador la semana pasada, al advertir a sus correligionarios que si Morena se contagia de vicios como “la ambición del poder por el poder” él mismo renunciaría al partido y exigiría cambiarle el nombre pues su movimiento surgió como una propuesta para erradicar esas prácticas.

Siendo realistas y ante lo evidenciado la semana pasada, la dirigencia nacional de Morena a cargo de la señora Citlali Ibañez (a) Yeidckol Polevnsky debería ir buscando nuevos nombres y desesperadamente a un nuevo líder moral.

La primera escaramuza que puso al descubierto las disputas por el avasallamiento del poder faccioso, la protagonizaron los senadores Ricardo Monreal y Martí Batres en la Cámara Alta donde finalmente el zacatecano sacó las garras y demostró que para rencores, nadie le gana. Pudo haber pasado más de un año, pero finalmente Monreal le cobró a Batres el haberle arrebatado la candidatura de Morena a la Jefatura de Gobierno en 2017 para entregársela en charola de plata disfrazada de encuesta a la doctora Claudia Sheinbaum.

Lo anterior debe tenerlo muy presente la nueva presidenta Mónica Fernández Balboa, quien se prestó al juego de su coordinador parlamentario para dejar un boquete de inmoralidad política que el mismo senador Batres hizo más evidente al no tomarle protesta -como lo dicta el protocolo oficial- a su relevo en el Senado.

El segundo escenario donde la soberbia y la ambición de Morena se mostraron abiertamente fue en la Cámara de Diputados donde con los hábiles oficios de la diputada Dolores Padierna, Porfirio Muñoz Ledo logro quedar al frente de la Cámara baja, al menos hasta el 5 de septiembre, una vez que el Presidente haya entregado su Primer Informe de Gobierno.

Contra lo que marca la Constitución a la cual juraron hacer cumplir con su palabra, los 260 diputados de Morena, PT y PES que votaron en favor de la permanencia de Muñoz Ledo evitaron la rotación en la conducción de la Mesa. Quizá por ello la diputada Padierna semanas atrás había intentado formalizar una iniciativa que modificara el marco normativo del Congreso de la Unión y de esa manera librar la prohibición constitucional. Pero su ambición, revestida de un respaldo artificial que solo ella ve y que le permite dirigir hasta los designios de un poder ajeno como es el judicial y desde su curul guiñarle el ojo a su sobrino para cobrar venganza a sus adversarios del pasado, le dio a la legisladora el poder suficiente para convencer a sus compañeros.

Destacan entre ellos, los que anteriormente se habían mostrado más proclives a cumplir el mandato constitucional, los diputados Mario Delgado y Pablo Gómez, que, como hombres habían empeñado su palabra de respetar el texto constitucional pero al final, mostraron lo que como hombres valen al modificar su voto en favor de la permanencia de Muñoz Ledo.

Y mientras esta feria de disputas y arrebatos se dieron al interior del grupo mayoritario de Morena por los espacios de poder en el legislativo federal, uno se pregunta ¿Y la oposición, dónde quedó?

Pues al calor de los movimientos, el PRD siguió restando integrantes a su grupo parlamentario en el Senado, y en esa misma semana perdió a los que ya eran independientes Ricardo Gallardo y Lilia Villafuerte para sumarse al PVEM y dejar al sol azteca como octava y última fuerza.

El PAN, por su parte, alzó la voz en la persona de su coordinador en el Senado Mauricio Kuri, a quien el mismo Monreal “chamaqueó” al darle su palabra de que se respetaría el relevo en San Lázaro a cambio de votar en favor de Mónica para suceder a Martí en el senado.

La traición cayó muy mal entre los panistas, quienes han declarado formalmente haber perdido la confianza en Monreal y Morena, con quien llevaban una relación constructiva, si se permite el término.

Sin embargo han surgido entre pasillos de la Cámara Alta que Monreal siempre juega con un as bajo la manga y que al parecer, supo presionar al interior de Morena para dejar a los panistas la Junta de Coordinación Política a Acción Nacional en el Congreso de la Ciudad de México.

La hipótesis de ser cierta, pondría a la Jefa de Gobierno Claudia Sheinbaum contra la pared para poder sacar adelante las reformas legislativas necesarias para afianzar su mandato y un primer reto que tiene en frente es, sin lugar a dudas las correspondientes a la seguridad y la transición para que la procuraduría transite a ser una Fiscalía.

Afortunadamente, la conducción de la JUCOPO de Donceles ha recaído en un legislador como Mauricio Tabe, que más allá de las negociaciones entre grupos parlamentarios ha demostrado firmeza y mantener la unidad de su Grupo como fuerza de oposición en el Congreso capitalino y desde este momento, se ha comprometido a sacar adelante el rezago de leyes pendientes que mandata la Constitución local y con ello, mostrar estatura de miras, al menos en el legislativo local.  ¡Enhorabuena!

Lo nuestro es la #política en la #CDMX; si en verdad te late la grilla chilanga en las redes, visita nuestra página: https://elinfluyente.mx

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