Javier Ramírez
El grupo parlamentario de Morena, junto con sus aliados del PVEM, PT, y Encuentro Social en la Cámara de Diputados aprobaron la Ley Federal de Austeridad Republicana que, si bien representa un avance en la conformación de una administración menos obesa, también puede obstaculizar el buen funcionamiento de la misma con la eliminación en excesos de personal en las dependencias.
Los legisladores consideraron que 10 años es un plazo correcto para que los altos funcionarios en el gobierno no puedan contratarse en la iniciativa privada en compañías en las que hayan supervisado, regulado, u obtenido información privilegiada.
De hecho, el dictamen original elaborado en la Cámara Baja estableció el tiempo de la llamada veda a funcionarios en sólo cinco años, pero al regresarla la Cámara de Senadores luego de su revisión, estos subieron el lapso a una década.
Incluso la vicecoordinadora de la bancada de Morena San Lázaro, Tatiana Clouthier hizo una reserva para que se respetara la redacción original de la Ley de Austeridad, pero ésta fue rechazada por sus propios compañeros.
Clouthier alertó que no puede limitar el derecho de laborar de cualquier servidor público en un futuro, y que además el emplearse como funcionario tampoco es eterno.
Pareciera como si la cuarta transformación estuviera apostando a que quién decidan incorporarse al servicio público lo hagan más bajo un convencimiento ideológico, anteponiendo el legítimo interés económico al contratarse tanto en el ámbito público como privado.
La máxima del Presidente de la República de que importa más ser honesto que estar capacitado para el ejercicio de cargos que requieren conocimientos técnicos, junto con el candado que recién aprobaron los legisladores agrupados en la coalición Juntos Haremos Historia, podría ocasionar el arribo de verdaderos improvisados cuya única aptitud no sea otra que un compromiso a ciegas con la cuarta transformación sin saber exactamente cómo y hacia dónde se dirige ésta.
Y además, esta no es la única bondad de la nueva Ley Federal de Austeridad Republicana, pues además, los ahorros que se tendrán en el Poder Ejecutivo Federal quedarán a completa discreción de López Obrador para disponer de ellos como mejor le parezca, y aunque le caliente al Presidente, lo cierto es que también tendrá, como lo han hecho todos los mandatarios mexicanos a lo largo de la historia, su propia caja chica para disponer recursos como mejor le plazca.
Piquete de ojos
Este martes se programó un foro de parlamento abierto para el análisis del paquete económico del 2020 al que asistirían gobernadores, sin embargo, el único confirmado en el programa, el chihuahuense Javier Corral, canceló de última hora su participación.
Al final únicamente llegaron directores y representantes de los gobiernos estatales, llamó muchísimo la atención que, en temas de presupuesto para el siguiente año, los mandatarios hayan desdeñado un encuentro directo con los diputados federales.
Las versiones en torno a esto es que ya están definidos los montos de recursos que recibirán y no tiene caso venir a una pasarela a la capital del país o, que han decidido dar la pelea en los tribunales para la asignación de más recursos, lo cual, sin embargo, se resolvería no para 2020, pero sí para el 2021, año crucial pues se realizan las elecciones intermedias y se renuevan 14 gubernaturas.
