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Del discurso encendido a la realidad de los caminos

Los caminos transitados este fin de semana por la comitiva presidencial reflejan que el encendido discurso de las plazas no se cristaliza en beneficios para la población… o que tardará bastante en suceder.

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Arturo Páramo

Sin tregua, esta semana seré de nueva cuenta decisiva para un presidente que sí aspira a controlar todo el espectro de la vida pública del país.

En el transcurso del fin de semana se delinearon los temas que más preocupan en estos días al presidente y que por diversas razones se han retrasado.

Pero el tópico más trascendente e todos para lograr el control total de la vida pública de México es atraer a la esfera de la llamada por López Obrador como Cuarta Transformación del país.

Se trata de tener bajo su control a la Suprema Corte de Justicia y para ello soltó a su sabueso más fiel, a Santiago Nieto, quien no desechó las investigaciones anunciadas por los gobiernos de Estados Unidos e Inglaterra contra Eduardo Medina Mora.

Sigiloso, a la sombra del aparatoso desmentido con que Medina Mora intentó acallar su presunta culpabilidad en el manejo dudoso de recursos vía depósitos en diversas cuentas en el extranjero, Nieto siguió las pesquisas y puso contra la pared al Ministro, quien no tuvo más remedio que renunciar al cargo.

El presidente desmintió con poco efecto que se trate de una jugada para eliminar de la Corte a uno de los principales alfiles de administraciones pasadas en temas judiciales.

También negó que se trate de desestabilizar a la Corte y obligar a los ministros a no obstaculizar sus proyectos insignia, desechar los amparos contra el Aeropuerto de Santa Lucía, evitar que se retrase más el proyecto dela Refinería de Dos Bocas, que el Tren Maya no vaya a tener obstáculos legales para su construcción.

Lo que López Obrador hace es extender su ya gran influencia, a todos los ámbitos públicos, porque, insiste, tiene prisa en concretar la sustitución del modelo neoliberal por uno propio.

En ello va también la aprobación de la ley para que ningún funcionario pueda tener un salario mayor que el presidente, cuyo retraso en la definición de constitucionalidad se ha retrasado en la Corte.

También va en ello la viabilidad de la extinción del modelo de reparto de programas sociales y la instauración del Banco del Bienestar, que mantiene aletargado el reparto de recursos a la personas de menores recursos ante la titánica labor de crear 13 mil centros administrativos, algo que requiere de un importante esfuerzo legal.

Por la Corte pasa todo, incluyendo el proyecto de generación de una empresa pública que provea servicio de internet a todo el país de forma gratuita, algo que despertará procesos legales de todos los prestadores del servicio que apostaron sus inversiones desde hace años en ese sector.

Lo que desató un airado reclamo presidencial no fueron los partidos políticos de oposición a quienes sigue considerando muy cerca de “La Nada”, ni las calificaciones de organismos internacionales a la economía mexicana, ni las negociaciones con empresas privadas para echar a andar el mercado interno mexicano, ni mucho menos sus proyectos insignia.

Fue el reclamo ciudadano lo que sacó el domingo de quicio al presidente.

El domingo, en Huajuapam, Oaxaca, pobladores reclamaron airadamente que los recursos de programas sociales no le san llegado.

“No, ¡cómo no! A ver, a ver, espérenme. ¿Ustedes creen que yo me dejo engañar?  No es lo mismo que antes, esto ya cambió, y no nos confundan, vayan respetándonos, lo digo cariñosamente. No confundan la política con la politiquería. Eso tiene que ir también quedándose afuera (…) Si cae mal una autoridad, ahí van a estar cuestionando, cuestionando, cuestionando a la autoridad. Ya no debemos actuar así, hay que hacer a un lado esos pleitos, hay que unirnos”.

La voz popular señala que los programas no llegan tan profundo como lo espera el presidente.

También reclaman que a casi un año del inicio de la administración de gobernadores en Oaxaca y Morelos, Veracruz, por ejemplo, los caminos sigan siendo intransitables, que estén hechos pedazos, pongan en riesgo la integridad del propio titular del Ejecutivo, y retrasen la salida de extensiones enormes del territorio nacional de la marginación.

Los caminos transitados este fin de semana por la comitiva presidencial reflejan que el encendido discurso de las plazas no se cristaliza en beneficios para la población… o que tardará bastante en suceder.

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