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MÉXICO, ENFERMO DE VIOLENCIA Y CRIMEN

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Por Martín de J. Takagui

El alcoholismo, como muchas enfermedades, para iniciar su tratamiento, lo primero que debe hacer el paciente es reconocer que está enfermo y que requiere de medicamentos, tratamientos, en algunos casos de cirugías y que para ello, es necesario establecer una estrategia o una ruta a seguir, porque de no ser así el mal se agrava.

Desde hace varios lustros, al menos cuatro, el mal de México se llama violencia, inició con los síntomas de la impunidad, que se agravó con la ineficacia policíaca y la extirpación de la procuración de justicia; al mismo tiempo, la impartición de justicia estaba infectada por la corrupción y por el desinterés gubernamental.

El mal de México como país es, precisamente ese que se inició con la anemia, la debilidad del Estado de Derecho, que lejos de ser fortalecido se le dejó en manos de los políticos y no en manos de los estrategas, de los doctores que debieron haber realizado los estudios pertinentes para remediar todas esas deficiencias.

Hoy después de que se inició la era democrática de México, con la llegada al poder del PAN a través del presidente Vicente Fox, las cosas se complicaron, se llegó a decir que el priismo había mantenido negociaciones con los líderes del narco y con los criminales más sanguinarios, que, por ello, durante sus administraciones no había violencia.

De 2000 a 2006, fue cuando se inició la etapa más violenta de la lucha entre los carteles de las drogas por las rutas de transporte con destino a Estados Unidos, pero después de los atentados de 2001, cuando se cerraron las fronteras la droga se quedó en México y la poca que pasaba por alguno de los poros de los tres mil kilómetros de frontera, la pagaban con armas y no en efectivo, lo que agravó la violencia y el fuego en México.

Ante la desesperación de algunos gobernadores como Lázaro Cárdenas Batel, de Michoacán, como la demanda de acciones de prevención y de contención, el presidente Felipe Calderón del Pan, también a 10 días de iniciado su gobierno inició la guerra contra el narcotráfico que lo único que dejó, como cualquier guerra fueron miles de muertos, pero no se solucionó el problema.

Para 2012, el gobierno priista de Enrique Peña Nieto quiso ocultar el problema, no hablaba de muertos ni de enfrentamientos, pero no se puede tapar el sol con un dedo y la violencia siguió en aumento, desde entonces, año con año, se han superado todos los records y en este inicio del morenista gobierno de Andrés López Obrador lo único que ha hecho es decir que es el cochinero, la corrupción y sus consecuencias que le heredaron las administraciones anteriores.

Con gran optimismo, el presidente López Obrador aseguró a los mexicanos que habría de acabar con la violencia y con la impunidad, con los homicidios dolosos y con los enfrentamientos entre los sicarios.

El lunes pasado, mientras el secretario de Seguridad Ciudadana, Alfonso Durazo daba a conocer un balance no muy halagüeño, en torno a la seguridad y a la violencia en México, en Aguililla, Michoacán los criminales del Cartel de Jalisco, Nueva Generación, asesinaban a mansalva a 13 policías estatales, que integraban una unidad de 45 elementos a bordo de un convoy de cinco camionetas patrulla.

A la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, se le mal ocurrió decir que se trata de hechos que pasan todos los días, tratando de minimizar el tema, pero lo más importante es que ella, quien tiene a su cargo la seguridad interior del país se atreve a mostrar ese desconocimiento o ese descaro, asegurando que es parte de la violencia de todos los días.

Aquí es en donde el gobierno, el cerebro de México, no ha sido capaz de darse cuenta de que tiene una enfermedad muy grave, un mal degenerativo y que México se está muriendo, las cifras oficiales, señalan que tan solo en el primer semestre del 2019, se cometieron 14 mil 603 homicidios dolosos, así como 448 feminicidios, por lo que en total se cometieron 15 mil 51 asesinatos en los primeros seis meses del año.

Y si a esas más de 17 mil muertes violentas se le suma julio, durante el gobierno de AMLO, en 8 meses, se han cometido ya más de 20 mil asesinatos, un promedio de 2 mil 505 al mes y más de 80 al día. México se está muriendo.

Estas infecciones ya son muy graves y pareciera que se están gangrenando los estados de Guanjuato, Estado de México, Chihuahua y Jalisco, que son al momento los líderes nacionales del homicidio doloso, en donde más personas mueren diariamente.

El gobierno de Andrés López Obrador requiere con urgencia un cambio de Médico, un cambio de tratamiento y un cambio de medicina, por lo tanto tiene que cambiar la estrategia de seguridad porque la Guardia Nacional, por sí sola no va a erradicar la violencia, esa corporación necesita una estrategia eficaz y acciones que den resultados. La salud del país es muy mala.

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