Ernesto Osorio
Muy molestos se encuentran algunos servidores públicos del primer círculo de colaboradores de la Jefa de Gobierno Claudia Sheinbaum, por habérseles puesto lupa y vigilar todas sus actividades y manejo de recursos, con motivo del proceso de renovación de la dirigencia nacional de Morena.
“Dicen que la burra no era arisca, sino que la hicieron” y la frase aplicaría muy bien para referirnos a este proceso que vive el oficialista partido en el poder y propiedad del Presidente Andrés Manuel López Obrador, pues a pesar de su corta edad, ha dado muestra y de sobra que en política, la genética también aplica pues Morena, no es más que el mismo PRI de finales del siglo pasado, o el PRD que vimos nacer del tricolor en los años ochenta.
¿Por qué decimos esto?, pues porque unos días antes de que iniciaran las asambleas de Morena en la capital, el gobierno de la Ciudad de México hizo circular un oficio a todas las dependencias, haciendo saber a los servidores públicos de nivel medio superior y de estructura, que durante los días en que se desarrollarían las asambleas de ese partido, todos los vehículos oficiales, herramientas y cualquier otro instrumento de trabajo, propiedad de gobierno, deberían quedar resguardados, so pena de ser sancionados con la separación del cargo a quien no acatara dicha instrucción.
¿Pues no que este gobierno era distinto? Por eso no es bueno adelantarse a los hechos. Si de verdad ésta es la administración del cambio, se debe ir poco a poco desenredando los hilos de toda una estructura política que se construyó desde hace 13 años, después de que Andrés Manuel López Obrador dejó la Jefatura de Gobierno y que lamentablemente se volvió a contaminar de intereses políticos, económicos y de grupo.
Esto lo sabe muy bien la doctora Sheinbaum y por eso, es que ha decidido poner tierra de por medio entre la grilla y el ejercicio de gobierno, algo que no gustó mucho a ciertos grupos que la acompañan y trabajan cerca de ella. Hace algunos días estos grupos comenzaron a mover sus hilos para preservar los espacios o áreas de gobierno que lograron obtener, en pleno proceso de reposicionamiento político al interior de Morena.
Sabemos y de muy buena fuente, que se ha filtrado a ciertos representantes de un par de “medios de comunicación”, información que pretende iniciar el golpeteo político en contra de la doctora Sheinbaum y sus incondicionales, como lo es el Consejero Jurídico Héctor Villegas, quien desde que asumió el cargo ha sido uno de los principales promotores de las políticas de austeridad y ajustes en el personal de estructura para erradicar vicios de corrupción en los juzgados cívicos, el Registro Civil y el Registro Público de la Propiedad y el Comercio.
Nos dicen los enterados que los “chismes” que se dejarán correr en estos días costaron mucho dinero, pues dejarán ver al Consejero en ciertas reuniones de trabajo con empresarios o políticos que tienen cuentas pendientes con la ley, con lo que se pretende dejar en el ambiente la idea de que el funcionario “negocia” con estos personajes la venta de favores; Otros, nos dicen que buscarán involucrar a Villegas, en la fuga de información sobre investigaciones de la Contraloría y la misma procuraduría en contra de funcionarios de la anterior administración.
¿A quién le conviene afectar al Consejero? pues a los enemigos en casa que tiene Sheinbaum en su propio partido, como pueden ser los seguidores del senador Ricardo Monreal o los militantes del Movimiento Nacional por la Esperanza de René Bejarano y Dolores Padierna, que andan muy calladitos luego de los contrastes que muestra su sobrino, el juez Felipe de Jesús Delgadillo Padierna, quien con la misma dureza que encerró a Rosario Robles (enemiga acérrima de sus tíos) liberó ya a 30 de los 31 detenidos en el operativo de Tepito que había constituido uno de los más celebrados aciertos que en materia de seguridad da la actual administración.
Pero esto no solo quedará ahí. Estos aires de grilla, estas patadas por debajo de la mesa se han dejado ver también en el Congreso de la Ciudad de México, donde las reformas a la Constitución aprobadas recientemente para ajustar los requisitos de los y las candidatas a ocupar el cargo del Fiscal de Justicia de la capital, dejó entrever los grupos o incipientes “tribus” que nacen de Morena.
A los grupos de Valentina Batres, y de José Luis Rodríguez Díaz de León (alfil de la Jefa de Gobierno), se suma uno que pretende impulsar los diputados locales Guadalupe Chavira y Rigoberto Salgado (el impresentable exJefe Delegacional de Tláhuac, vinculado a demandas por complicidad con el crimen organizado) y en el que han sumado a un petista y un pesista para conformar la “Tercera Vía de Reflexión Legislativa”, en donde quieren dejar claro que tienen si, cierto compromiso con la Jefa de Gobierno, pero antes de todo y de todos, con el Presidente Andrés Manuel López Obrador.
Tras el espaldarazo dado a la “fiscal carnal” por el mismo Presidente, será interesante saber el camino que tomarán estos grupos al interior de Morena en el Congreso, pues como todos sabemos, es un nombramiento que no corresponde otorgar a la Jefa de Gobierno. Mientras tanto, en el ambiente, soplan vientos de cambio, contaminados por la disputa de posiciones, espacios de poder y los intereses de grupo que “se parecen tanto al PRI”…
(*tararearlo como la pieza de Juan Gabriel)
