Adrián Rueda
Hace apenas unos meses, Martí Batres fue apaleado en el Senado de la República al aferrarse a la Mesa Directiva y sufrir una vergonzosa derrota ante su coordinador, el zacatecano Ricardo Monreal.
Luego de la tunda inicial que se llevó, que incluso lo confrontó con su propia bancada, Martí quiso recurrir a su propio partido al pedir que la Comisión de Honor de Justicia de Morena interviniera para que le dieran el puesto que no se ganó en votaciones internas.
Las instancias de su partido “le dieron la razón” y ordenaron a sus senadores repetir la votación para la elección del presidente de la Mesa, pero Batres dijo que se conformaba con su “victoria moral”.
No contaba con que Ricardo Monreal no lo iba a dejar vivo y, mediante una impugnación ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, puso en su lugar a la Comisión de Honor, que fue desautorizada a meterse en asuntos exclusivos del Senado.
Martí quedó exhibido no sólo como un vulgar ambicioso, sino como un inepto que ni siquiera de leyes conoce; hoy —como la muñeca fea— permanece olvidado en un rincón del Senado sin que nadie lo fume.
No conforme con esa experiencia familiar, su hermana Valentina quiere repetir la estrategia al enviar a su colega Guadalupe Chavira a pedir que —una vez más— la Comisión de Honor y Justicia intervenga en la elección del coordinador moreno en Donceles.
Y es que, luego de la primera votación, el candidato de los Batres —Rigoberto Salgado— fue apabullado por José Luis Rodríguez en la votación interna para elegir al nuevo coordinador del grupo en lugar de Ricardo El Mandibulín Ruiz, quien tiró el arpa.
Rodríguez les ganó la votación interna y el grupo de los Batres chilló para anular el proceso. Valentina no se atrevió a enfrentar directamente a su oponente y envió a Rigo, que es más conocido por sus nexos oscuros en Tláhuac que por su honestidad.
Está claro que el grupo de los derrotados no sabe ganar —y mucho menos perder— y hace escándalo para que le ofrezcan el control de algunas unidades administrativas a cambio de reconocer al ganador, pues nada más obtendrán.
Quizá por eso la propia Valentina prefirió quedarse como presidenta de la Mesa Directiva de la Comisión Permanente, pues de antemano sabía que si buscaba directamente la coordinación sería apaleada, como su hermano.
Aunque el tema está atorado, la mayoría apuesta doble contra sencillo a que Rodríguez será el nuevo pastor de la granja morena en el Congreso de la Ciudad de México.
CENTAVITOS
Ante los rumores provocados por YSQ, que pidió echar del gobierno a todo aquel funcionario que tuviera que ver con Genaro García Luna en la Policía Federal de Felipe Calderón, más de uno volteó a ver a Omar García Harfuch, titular de la Policía capitalina. En primer lugar, cuando Omar trabajó en la dependencia de García Luna desempeñó puestos como jefe de departamento, pero lo más importante es que, desde que llegó en lugar de Jesús Orta —90% inepto y 10% transa—, la seguridad en la capital ha mejorado, por lo que hubiera sido un desatino correr a este jovenazo, que en unos cuantos meses ha demostrado que sabe hacer su trabajo.
