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Capital Político

Desafían rebeldes a la FSTSE… y al gobierno

Si insisten en jugar a las vencidas tendrán que defenderse ante tribunales penales para no ir al bote

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Adrián Rueda

Todavía la tarde del viernes Joel Ayala, líder de la Federación de Sindicatos de Trabajadores al Servicio del Estado, ofreció un pacto a Hugo Alonso Ortiz y sus seguidores para darle una salida política a la fallida elección de dirigente en el Sindicato Único de Trabajadores del Gobierno capitalino.

A cambio de que los dirigentes rebeldes acataran la resolución judicial del Tribunal Federal de Conciliación y Arbitraje, que desde el 7 de enero declaró nula la convocatoria de la elección, les darían algunos cargos administrativos y participación en la futura dirigencia.

Los rebeldes prometieron a Ayala pensarlo; ya no hubo otra reunión, la respuesta llegó ayer cuando Hugo Alonso tomó posesión momentánea del sindicato y se declaró presidente legítimo.

Y no sólo eso, sino que llamó a marchar mañana jueves hacia el Tribunal Federal de Conciliación y Arbitraje para entregar las 27 mil firmas que, según él, le dieron los trabajadores del gobierno capitalino para ser su nuevo líder.

Ya no habló del 70 por ciento de apoyo que decía tener entre la burocracia capitalina, pues de 105 mil sindicalizados sólo lo apoyaron 27 mil en una elección donde fue sólo, lo que significa que más del 70 por ciento lo rechazó.

Luego de este desafío quedó claro que la mano que les extendieron en la Federación de Sindicatos de Trabajadores al Servicio del Estado el viernes quedará en el aire, y que prefieron judicializar el proceso antes que abonar a la unidad del gremio, lo que sólo abonará al fortalecimiento del gobierno.

Hasta parecen nuevos, ni modo que no sepan quiénes deciden al final, y más con el respaldo de la FSTSE, la principal agrupación sindical de la burocracia en el país.

Quizá Hugo Alonso piensa que Claudia Sheinbaum se espantará de nuevo si les hacen otra movilización como la del año pasado, en la que juntaron a 7 mil trabajadores –casi todos de nómina ocho– para apantallar.

Lejos de dejarse intimidar, en el gobierno corre el run-run de que a partir de mañana empezarán a desempolvarse varios expedientes de los rebeldes por diversas pillerías y con eso no se juega.

Si a algunos de los dirigentes que primero acordaron apoyar al candidato oficial –que en un inicio fue José Edel Paz (quien se rajó) y después Armando Bautista–, los convencieron de integrarse a los rebeldes a cambio de no ventilar sus movidas, ahora les darán la vuelta.

Hugo Alonso no sólo no recibirá la “toma de nota”, que es el reconocimiento oficial de la autoridad, sino que enfrentará un proceso penal por desacato que, como dijo el magistrado Plácido Morales, presidente del Tribunal Federal de Conciliación y Arbitraje, lo puede llevar a la cárcel.

Si insisten en jugar a las vencidas, allá ellos, pues podrán alegar ante tribunales laborales que les reconozcan su dirigencia, pero al mismo tiempo tendrán que defenderse ante tribunales penales para no ir al bote.

CENTAVITOS

Tras alborotar el avispero para enturbiar la elección del líder de Morena en Donceles, Valentina Batres dice ahora que ella no es la que está grillando y que lo único que quiere es que la escuchen, porque su partido tiene dos vicecoordinadores –José Luis Rodríguez y ella–, y que no la pelan por ser mujer.

Qué argumento tan barato alegar inequidad de género, cuando ni sus compañeros ni la oposición la quieren.

Y eso no es por ser mujer, sino por querer agandallarse el poder, tal como su hermano lo quería hacer en el Senado. Batres al fin.

Periodista, especializado en política de la CDMX. Editor y columnista

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