Adrián Rueda
El fin de semana pasado, en un periódico capitalino, apareció la foto de los integrantes de la fracción del Partido Verde en San Lázaro, para dar a conocer los resolutivos de su reunión plenaria rumbo al primer periodo legislativo del año, que arrancó el sábado.
Nada de raro tiene que un grupo parlamentario se reúna antes de iniciar actividades en el pleno y difunda su agenda, con todo e integrantes que la avalan. De hecho, es normal, pero cuando hay colados que incomodan a sus aliados, la cosa cambia.
Y es que en la foto grupal se aprecia a Mauricio El Tomate Toledo y a Héctor Serrano Cortés, dos experredistas cercanos a Miguel Ángel Mancera. Dicen que en política la forma es fondo y cada quien manda sus mensajes.
Aunque el pie de foto aclara que Serrano es diputado sin partido, desde hace tiempo ha buscado acercarse a los verdes. Tan es así que coordina el esfuerzo de su colega experredista Ricardo Gallardo para buscar la gubernatura de San Luis Potosí por el PVEM.
Lo del exsecretario mancerista es lo de menos, quien sí pone los pelos de punta a los altos mandos de Morena, que, se supone, tienen alianza con los del tucán, es Toledo.
El exdelegado en Coyoacán está vetado incluso por la propia Claudia Sheinbaum, a quien le preguntaron su opinión el año pasado y dijo que con El Tomate ni para un pico de gallo, por mucho que él se quiera colar.
De hecho, el partido había negado que lo hubiera adoptado, pero Toledo sorprendió a todos en diciembre pasado, cuando se aprobó el Presupuesto 2020 y tomó el micrófono para pronunciarse “a favor” e identificarse como diputado del PVEM.
El asunto causó tanto escándalo que el propio Jesús Sesma, presidente tucán en la CDMX, buscó convocar de inmediato a una conferencia de prensa para aclarar que ese Tomate no era de su huerto, pero los altos mandos de su partido le pidieron aguantar a enero.
Pues ya acabó enero y, lejos de podar al experredista, hasta la foto oficial de la fracción adornó, lo cual tendrán que explicar —sobre todo a la inquilina del Antiguo Ayuntamiento— con la que, se supone, quieren quedar muy bien y que había lanzado el veto.
Porque Serrano, aunque esté muy cerca de ellos, al menos tiene la prudencia de anunciarse aún como diputado sin partido, pero El Tomate de plano se asume como verde sin importar a quién le guste o le disguste.
Aunque en San Lázaro su voto sea de relativa utilidad —no vital—, Sesma tendrá que responder al compromiso que hizo con Sheinbaum de no dar cobijo al exdelegado en Coyoacán.
Por lo pronto, ya hay molestia en el Zócalo.
CENTAVITOS
La delincuencia está a todo lo que da en la capital de la República y la fiscal, Ernestina Godoy, apenas enviará al Congreso de la Ciudad de México su Plan de Política Criminal, que, se supone, contendría 20 acciones principales contra el delito de alto impacto, pero resulta que todavía las va a consultar. ¿Pues qué no para eso la enviaron un año antes como procuradora y Morena burló la ley para imponerla y cuando tomara posesión de la Fiscalía ya tuviera todo listo? Ahora resulta que apenas va a preguntar a los ciudadanos qué les gustaría que hiciera para combatir a los malos. En Donceles varios se preguntan si en verdad Godoy hizo el papeleo.
