Conforme avanzan las semanas, se van develando todos los efectos derivados de la propagación de lo que conocemos como el “coronavirus”. Para la gran mayoría de los mexicanos, el coronavirus es un virus asiático que se está diseminando de manera exponencial en el mundo, pero la verdad es que estamos equivocados. La página oficial de la Organización Mundial de la Salud, refiere que “Los coronavirus son una extensa familia de virus causantes de enfermedades que van desde el resfriado común al síndrome respiratorio agudo severo (SRAS). Aproximadamente el 35% de los casos de MERS-CoV notificados han desembocado en la muerte del paciente”.
Ahora sabemos que la palabra coronavirus hace referencia a una serie de diferentes virus, y no a uno en específico. El último día del 2019, la Organización Mundial de la Salud, conoció de varios casos de neumonía, con origen en la ciudad china de Wuhan, ubicada en la provincia de Hubei. Posteriormente, las mismas autoridades chinas confirmaron el descubrimiento de un nuevo tipo de coronavirus, el cual fue bautizado como como 2019-nCoV.
Cuando un problema de salud pública alcanza tal nivel de atención como lo ha logrado éste en específico, siempre existirán efectos secundarios de toda índole, pero especialmente en materia económica. La propagación del coronavirus asiático puede generar efectos catastróficos en la economía mundial.
A nivel local, la vida en la ciudad de Wuhan ha cambiado radicalmente. Imaginemos una ciudad de 11 millones de habitantes en la que existen restricciones de movilidad tan severas, que pensar a salir a comer en un restaurante, ir al cine, o simplemente salir de compras para buscar alimentos básicos, es prácticamente imposible. No hace falta que mencionemos que la enfermedad ha significado el fin de la vida comercial en esos rumbos, a lo que habría que agregarle el cierre de hoteles y muchísimos negocios relacionados. Una verdadera catástrofe parea los individuos, las empresas y el gobierno.
Ahora bien, el coronavirus se ha extendido a otras regiones de China, lo que ha ocasionado que el país se encuentre en el centro del debate. Muchos consorcios internacionales han suspendido sus operaciones en el país y muchas líneas aéreas han suspendido sus vuelos. Las exportaciones de productos chinos se verán severamente afectadas y empresas automotrices como Hyundai, de muebles como IKEA, ó de fabricación de teléfonos como ZTE, han decidido clausurar sus operaciones por el momento, lo que ha ocasionado un impacto negativo de 8 por ciento en la bolsa china de valores. La disminución en la producción China, ha generado una menor demanda de insumos como el petróleo y el cobre, y como consecuencia, han disminuido sus precios hasta en un 13 por ciento.
Conforme avanzan los días, los efectos económicos del coronavirus, están siendo mucho más evidentes, y la proyección a futuro inmediato, no es optimista. China es un gigante económico, y lo que allí suceda, acabará por impactar al mundo entero. De continuar la crisis, podríamos estar observando el inicio de una nueva configuración geopolítica mundial.
