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Capital Político

Patea Batres a compañera

Esta semana el Congreso local estuvo a punto de convertirse en un ring

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Adrián Rueda

Esta semana el Congreso local estuvo a punto de convertirse en un ring, y no por las constantes manifestaciones de ciudadanos inconformes con lo que pasa en la capital, sino por las graves diferencias entre los propios diputados de Morena.

Resulta que el martes, entre las curules, se hicieron bolitas de diputados, y en una de esas la legisladora Leticia Varela sintió un golpe en el tobillo y al voltear se dio cuenta de que había recibido una patada de su compañera Valentina Batres.

Asesores y secretarios técnicos que estaban ahí atestiguan que la diputada Varela tomó por el brazo a Batres para reclamarle por el golpe y que en respuesta Valentina se jaloneó con violencia para zafarse y la encaró.

Ante ello, Varela le soltó el clásico: “¡Me vueles a tocar y te parto tu madre!”.

Dicen que Valentina se hizo chiquita y se abrazó de su colega Ricardo Ruiz, como pidiendo respaldo, sobre todo porque quedó en evidencia la diferencia en estatura entre ambas contendientes.

Ahí quedó el asunto, aunque Lety sigue pidiendo una copia del video de ese día, para decidir si lleva el tema más arriba o sólo queda en advertencia.

Los hechos y el “me vuelves a tocar y te parto tu madre” fueron confirmados por la propia Varela, quien dijo que no sabe con exactitud el porqué de la agresión de su compañera, aunque cree que puede ser por una publicación en redes.

El martes pasado Lety subió en su Facebook que Batres tendría que dejar la lujosa oficina que ocupó como vicecoordinadora en la sede del zócalo, a fin de que la fracción de Morena tuviera una sala de juntas o un espacio digno para recibir a los ciudadanos.

Si la gente puede visitar Los Pinos —que fue la residencia oficial de los presidentes desde Lázaro Cárdenas—, o el edificio del Antiguo Ayuntamiento, que la administración de Claudia Sheinbaum abrió al público, ¿por qué la Casa del Pueblo se mantiene cerrada?

¿Por qué una diputada que, evidentemente, perdió poder en el interior de Donceles no quiere regresar a una oficina modesta, como las del resto de sus compañeros de a pie, y precisamente utiliza el pie para agredir y tratar de demostrar un poco de poder?

En teoría, los parlamentarios privilegian el debate y no la agresión, pero en esta ocasión una de ellas eligió la violencia, que se podría traducir en otro clásico: “para qué lo discutimos, si lo podemos arreglar a ca…nijazos”.

Bastaba con un fuchi, caca, para frenar la bronca.

Al rato, en lugar de vallas de granaderos los morenos pedirán vallas o rejas como las que se usan las peleas de artes marciales.

Por lo pronto, Morena debería plantear que a su lema de partido que reza: no robarás, no mentirás y no traicionarás, se le agregue el no patearás, no jalonearás, no dirás groserías y no te quedarás con oficinas que no sean tuyas.

CENTAVITOS

Por cierto, colaboradores de la propia Batres se quejan de que cada quincena llega a Donceles un tal Julio Pérez, supuestamente enviado por un personaje del Senado, a pedirles el respectivo moche por mantenerlos en la nómina, que incluye, además de dinero, la mitad de los vales de despensa. ¿No robarás?… Por cierto, penoso para el moreno Carlos (Hernández) Mirón, quien en el pleno se quejó del bullying que en cada sesión le hace el perredista Jorge Gaviño, pero se enredó tanto, que al final fue bulleado por todos, especialmente por Gaviño.

 

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