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Capital Político

Valentina se niega a moverse

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Adrián Rueda

Mientras el excoordinador de la diputación de Morena en Donceles Ricardo Ruiz fue enviado a un rincón del recinto, al final de la fila, la exvicecoordinadora Valentina Batres conserva algunos privilegios, aun sin cargos.

Es tradición que el coordinador de la mayoría parlamentaria se siente en la parte media del lado derecho del salón, desde donde dirige la orquesta. Lo mismo manda señales que cabildea con los otros coordinadores.

Ahí estuvo primero Ernestina Godoy —hasta que la rescataron como procuradora de Justicia de la CDMX— y después Ruiz, hasta que empacó sus cosas y dejó la coordinación en diciembre pasado.

La curul que concentra el poder en Donceles permanece hoy vacía, bueno, ahí está Martha Soledad Ávila, aunque es como si no hubiera nadie, pues la nueva coordinadora de la granja es la más débil de los tres que han sido nombrados y prácticamente no pinta.

De eso se aprovecha Batres para mangonear a su compañera, aunque del otro lado tiene al actual vicecoordinador único, José Luis Rodríguez, que es quien en realidad dirige la morena orquesta.

Pero los privilegios de Valentina no se limitan a una curul bien ubicada, sino que no ha querido soltar la oficina que, cuando era vicecoordinadora, el partido le dio en la sede del Zócalo.

Y eso sí calienta, dijera el clásico, porque varios de sus compañeros presionan para que desaloje ese lugar, toda vez que esa es una oficina muy grande y la quieren utilizar como sala de juntas, pues la fracción, como tal, no cuenta con una.

Como Batres se ha negado, una y otra vez, a moverse, a pesar de que, técnicamente, no tiene un cargo distinto al del resto de los integrantes de la granja, pues ya es una legisladora de a pie —según la definición de su hermano Martí—, no descartan denunciar el hecho en el pleno.

Por supuesto que eso sería un escandalazo, pero, como no ven ninguna otra forma, a lo mejor alguien se anima a denunciarlo.

Lo que sí es un escandalazo ya es el manejo del dinero público que hacen los pejistas en Donceles, pues primero fue el diputado Efraín Morales —de su propio partido— y después su aliado, Fernando Aboitiz, quienes denunciaron malos manejos del presupuesto.

Desde el año pasado, Morales acusó a sus compañeros de usar el Congreso para meter aviadores y nóminas fantasma, y Aboitiz acaba de declarar que ningún diputado de la mayoría justifica los cuantiosos recursos que recibe.

Y cuando el río suena es que viene acompañado de monedas producto de impuestos que se van a los bolsillos de los deshonestos legisladores. Aunque, claro, hay algunos que no se clavan lana ajena, incluyendo de la tribu pejista.

CENTAVITOS

Por cierto, los morenos presentaron su agenda legislativa para este periodo y por ningún lado aparece la Ley de Infancias Trans, que preveía el derecho a los menores de edad a cambiar de sexo ante el Registro Civil. Ante lo polémico del caso y por instrucciones de Claudia Sheinbaum, los morenos decidieron cancelarlo el año pasado y enviarlo a éste, pero, al parecer, a alguien se le olvidó agendarlo… Lo que no se les olvidó fue incluir la Ley para Trabajadores No Asalariados, impulsada, básicamente, por la dirigente de comerciantes informales, Diana Sánchez Barrios. Se espera que este mismo mes quede aprobada, lo que será, sin duda, un triunfo importante para la dirigente social, que le ha pedaleado mucho en este asunto.

Periodista, especializado en política de la CDMX. Editor y columnista

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