Adrián Rueda
Cuando no le llueve le llovizna, pero por angas o por mangas Claudia Sheinbaum no tiene un día tranquilo al frente del Gobierno de la Ciudad de México, aunque muchos dicen que mucha de la culpa la tiene ella.
Y no porque sea su responsabilidad directa el conducir un tren del Metro que choca y ocasiona una tragedia —por citar un ejemplo—, pero sí por mantener a su lado a funcionarios que han demostrado hasta el cansancio una ineptitud plena.
Antes de correr de la Policía a Jesús Orta, se tuvo que tragar varios sapos que le correspondían al inútil exsecretario; se tardó casi un año, pero al final lo cambió por Omar García Harfuch y, aunque la inseguridad sigue, al menos se ve que la está combatiendo.
La noche del martes, un convoy del Metro embistió a otro en la estación Tacubaya, dejando un saldo de un muerto y 41 heridos. Dentro de la desgracia, afortunadamente el accidente no ocurrió en hora pico, que si no…
Pocos entienden cómo es que Sheinbaum mantiene al frente del STC a Florencia Serranía, que en año y medio ha acumulado una serie de pifias, que han puesto en peligro la vida de miles de personas, pues el área que encabeza es de alto riesgo.
Cuando no se le descomponen los trenes, son las escaleras eléctricas, en las que ha habido varios accidentes con heridos. Una mujer murió porque los empleados del Metro la sacaron a la calle pensando que estaba ebria, cuando había sufrido un infarto cerebral.
Se podrían enumerar un sinfín de fallas en ese vital transporte, pero Florencia parece inamovible, tan sólo porque es del círculo íntimo de la jefa de Gobierno, y porque acepta operar un área tan vital, sin meterle dinero, con todo lo que conlleve.
No es un secreto que las autoridades no invierten lo necesario en el mantenimiento del STC. Y no invierten, primero porque no saben gastar; segundo porque dicen que todas las empresas son corruptas —menos las de ellos— y tercero porque hay que ahorrar.
Es un secreto a voces que la 4-T está guardando todos los recursos que puede, sin importar que los ciudadanos queden sin servicios vitales como el transporte, la seguridad y la salud, para tener dinero y regalarlo el próximo año, que es electoral.
Es un crimen acatar una instrucción así en un servicio que atiende diariamente a millones de personas.
Florencia se tendría que haber ido desde hace mucho, no es necesario abrir las cajas negras de los convoyes, que están en custodia de la Fiscalía de la CDMX, que encabeza Ernestina Godoy, otra que obedece ciegamente a Claudia y que jamás debió llegar ahí.
CENTAVITOS
El Presidente de México tiene toda la razón cuando dice que, ante la crisis global, México está protegido porque cuenta con finanzas sanas, un Fondo de Estabilización de dónde echar mano —ya se lo empieza a acabar—; línea de crédito contingente abierta con el Fondo Monetario Internacional; seguros de riesgo petrolero, coberturas cambiarias y un largo etcétera. Todo eso es cierto, pero lo que no dice es que eso lo heredó de los anteriores gobiernos neoliberales, que son herencias del pasado conservador. Este paraguas económico comenzó con el priista Ernesto Zedillo, se fortaleció con los panistas Vicente Fox y Felipe Calderón, y siguió con Enrique Peña Nieto; por eso, de lo que hoy presume YSQ, es obra del odiado PRIAN.
