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Economía para Principiantes

Los incentivos perversos detrás del CORONAVIRUS

Debemos estar atentos a lo que realmente importa y no a lo que puede producir la terrible Caja China

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Pablo Trejo 

Hace algunas semanas, escribimos en este mismo espacio sobre los efectos económicos que podría provocar una epidemia como el Coronavirus, Covid-19. Hicimos un recuento de los daños a las economías locales, sin saber que muy pronto estaríamos registrando los primeros casos en nuestro país.

Los cambios en la vida cotidiana de las personas, generan impactos económicos de diversa índole, y para darnos cuenta de ello, existen ejemplos muy simples: el temor de contraer el Covid-19, provoca que las personas se alejen de las concentraciones masivas, afectando a los cines, teatros y recintos deportivos. Si la gente deja de ir al futbol, aquellos que venden comida, cervezas, banderines, dulces, etc, dejarán de percibir los ingresos necesarios para su sustento, afectando a quienes viven al día, haciendo más vulnerables a esos sectores de la población.

Por otra parte, estamos atestiguando compras de pánico de cubre bocas, geles, alcoholes y desinfectantes, lo que ocasionará desabastos, y con ello, un escenario propicio para el análisis económico del funcionamiento de la oferta y la demanda. La escasez se da cuando la demanda de un producto supera a la oferta, y como tenemos más personas buscando menos productos, los precios de esos bienes, se elevan considerablemente, lo que resulta muy conveniente para quienes los comercializan.

En cualquier economía, hay una regla básica: en donde alguien gana, alguien pierde, y quienes se encuentran ante la oportunidad de maximizar sus ganancias, generan incentivos perversos para hacerlo. Los especialistas coinciden en que los cubre bocas y los desinfectantes, no garantizan inmunidad ante la posibilidad de enfermarse, pero la percepción popular, es diferente. Luego entonces, si quienes venden esos productos propagan por todos los medios posibles que tienen la solución para prevenir la enfermedad, estarán contribuyendo a la sicosis colectiva que, a su vez, incrementa la demanda de sus productos, maximizando sus ganancias.

Adicionalmente, la sicosis colectiva por la que estamos atravesando, -que es muy similar a la que se registró en la época del virus A1HN1-, provoca que la gente no se involucre en otros temas, ni preste atención a lo que está sucediendo en escenarios como el de la política o el de la administración pública, que son ajenos al de la enfermedad, generando con ello un escenario ideal de distracción que, en teoría haría que cualquier acción de la autoridad, este a salvo del rechazo público, ya que la gente está mucho más preocupada por el avance del Covid-19, que por lo que sucede en temas que sienten mas alejados a sus intereses personales.

Imaginemos por un momento que alguna figura destacada del medio del espectáculo, enferma de coronavirus. Evidentemente, esa noticia acapararía cualquier conversación en cualquier rincón del país. Los medios de comunicación no dejarían de hablar de ello, y eso podría generar otro incentivo perverso para poner en marcha medidas impopulares, como un nuevo impuesto o una nueva ley. Ante esa posibilidad, todos debemos estar atentos a lo que realmente importa y no a lo que puede producir la terrible Caja China.

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