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Economía para Principiantes

Nuestro presidente quedará como el cohetero

Sea cual sea el resultado, se afectará la imagen de quien toma las decisiones, y les pasará lo mismo que al Cohetero

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Pablo Trejo

En la actualidad cualquier político es, políticamente incorrecto. Nos explicamos: en la época del Covid-19 que estamos viviendo, existen dos opiniones básicas; por un lado, los que opinan que los ciudadanos deberíamos entrar en una fase de aislamiento absoluto, eliminando con ello, cualquier posibilidad de contagio. Por otro lado, están los que consideran que las medidas restrictivas generarán más problemas que soluciones.

Los políticos son los tomadores de decisiones, y cuando se enfrentan a una encrucijada como la actual, cualquiera que sea la decisión que tomen, generarán polémica y división, por lo que aquella paradoja mexicana del cohetero, les queda como anillo al dedo.

De haberse tomado la decisión temprana de declarar la fase 3 de contención del Covid-19, hubieran disminuido los contagios, pero en nuestra economía, en la que muchísimos mexicanos dependen del trabajo diario para su sustento, el aislarse en su casa los 14 días de la cuarentena, hubiera generado una crisis económica monumental. Literalmente, la gente no tendría los recursos indispensables para subsistir, y eso los obligaría a salir a buscar a la calle los artículos básicos necesarios, y ello pondría en riesgo que el virus se propagara aún más rápido.

Por otra parte, si la decisión privilegiara los elementos económicos a los argumentos de salud, se garantizaría un menor daño a la economía, pero ello tendría consecuencias gravísimas para la población. Ambos escenarios serían altamente criticados debido a la polarización social, e impactarían negativa ente en la imagen de quien toma las decisiones.

Como ambas posturas tienen su lógica, el buscar una mezcla de ellas parecería lo más sensato; es decir, la dosis adecuada de resguardo ciudadano sin afectar descomunalmente a la economía, y esa ha sido la apuesta del gobierno mexicano, y el presidente lo definió con una frase “todo a su tiempo”.

López Obrador es un tomador de decisiones nato. Desde el principio asumió una estrategia de calma y de crítica a quienes le exigían tomar decisiones radicales de aislamiento social. Su forma de llamar a la mesura fue realizar giras multitudinarias que generaron en una parte de la población, una sensación de que el riesgo no era tan grande, y en los cálculos presidenciales, en ese momento, no lo era.

Semanas después, el escenario ha cambiado y los llamados a no salir de casa se han incrementado. Lo mismo ha sucedido con la operación del gobierno y la iniciativa privada. Inevitablemente llegaremos a la fase 3 y eso radicalizará las medidas de aislamiento con sus consecuencias económicas. El primer caso se detectó el 28 de febrero, por lo que el verdadero llamado a resguardarse estará llegando casi dos meses después del inicio de la pandemia. De haberse hecho entonces, nuestra economía estaría quebrada, por los suelos y los más desprotegidos, profundamente afectados. ¿Se están tomando las medidasadecuadas? El tiempo lo dirá, lo que es indudable es que sea cual sea el resultado, se afectará la imagen de quien toma las decisiones, y les pasará lo mismo que al Cohetero.

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