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Capital Político

Peligra el partido Somos

Lo acusaron de otros cargos para los que su amparo no servía, y lo esposaron delante de su familia

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Adrián Rueda 

Mientras todo mundo anda preocupado por el COVID-19 —y hace bien—, en la 4T capitalina se alistan para dar el tiro de gracia a Miguel Ángel Vásquez, considerado por los pejistas como el financiero de Miguel Ángel Mancera dentro del gobierno del entonces DF.

Vásquez, quien durante la mayor parte de la administración pasada manejó la nómina oficial del gobierno capitalino, es acusado de haber llenado de aviadores a la administración capitalina, favoreciendo sobre todo a líderes del PRD.

Entre los manceristas era sabido que quienes querían hacer trabajo político en los territorios delegacionales tenían que ver a Miguel Ángel para ayudarles a armar un buen plan, que incluía lo económico.

Dicen que casi nunca entregaba dinero en efectivo; su trabajo era proporcionar plazas en la llamada Nómina Ocho, para que los dirigentes pudieran meter ahí a sus operadores y mantener económicamente los equipos territoriales.

Pero no sólo era benefactor de sus amigos perredistas, sino que también consentía a varios integrantes del gobierno, sobre todo a los cercanos al jefe de Gobierno, que salieron con los bolsillos llenos.

Aunque desde el inicio de la actual administración uno de los objetivos de Claudia Sheinbaum fue ir por la cabeza de Vásquez, el exfuncionario —hoy preso en el Reclusorio Norte— se sentía seguro de que nada le pasaría, pues presumía haber hecho bien las cosas.

Y quizá la hubiera librado si no fuera porque, una vez que acabó la administración de Mancera, en lugar de bajar el perfil se dedicó a maniobrar en contra de la 4T local a través el Sindicato Único de Trabajadores del Gobierno de la CDMX.

Utilizando a Juan Ayala, en ese tiempo líder sindical, quiso quedarse con el control del sindicato para seguir haciendo negocios, pero sobre todo para fortalecer su propio proyecto político a través de la Asociación Política Somos, que iba a ser partido local.

Dicen los enterados que ésa fue la gota que derramó el vaso, pues empezó a aglutinar a líderes sociales, básicamente experredistas, para armar su partido y entrar a la arena electoral el próximo año.

Apenas el INE le informó que había cumplido los requisitos para solicitar el registro de su partido, y al día siguiente agentes de la Fiscalía de la CDMX intentaron detenerlo, pero un amparo lo salvó de la cárcel… momentáneamente.

Desoyendo los consejos de quienes le recomendaban salir del país o cuando menos esconderse, Miguel Ángel Vásquez siguió con sus rutinas, hasta que un equipo táctico irrumpió violentamente de noche en su domicilio y lo arrestó.

Lo acusaron de otros cargos para los que su amparo no servía, y lo esposaron delante de su familia, luego de que la policía rompió la puerta de entrada; muchos consideraron que hubo rudeza innecesaria.

Ahora, entre la pandemia y que está en la cárcel, ya no se sabe si solicitará el registro de su partido o lo obligarán a quedarse quietecito.

CENTAVITOS

Quienes han seguido de cerca al Congreso capitalino se preguntan cómo le van a hacer los diputados para sacar todas las leyes que tienen pendientes para armonizar la Constitución de la Ciudad de México. Si de por sí tenían un retraso escandaloso cuando no había cuarentena, ahora que no los dejan reunirse… bueno, cuando menos por un rato los morenos dejarán de pelearse en el pleno por los dineros del pueblo.

Periodista, especializado en política de la CDMX. Editor y columnista

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