Hugo Morales Galván
Cuando TV Azteca lanzó su discurso golpista contra el gobierno del Distito Federal Encabezado por Cuauhtémoc Cardenas, por el asesinato de Paco Stanley el 7 de junio de 1999, lo hacía con todo el respaldo presidencial (tácito o implícito), se entendía que el Ingeniero no estaba en posibilidad de contratacar con la misma fuerza con que que querían debilitar al primer gobierno democrático de la capital.
No es nuevo lo que hace TV Azteca y uno de los mayores mafiosos empresariales. Lo decía bien Andrés Manuel López Obrador, eran (y siguen siendo) La Mafia del Poder. Con lo subsiguientes gobierno, Salinas Pliego se fortaleció. No lo tocaron, se le plegaron.
Las cosas han cambiado. En el 2018, llegó un gobierno con una mayoría de votos, y una amplia representación y legitimidad popular. El candidato de ese proyecto que siempre acusó a La Mafia del Poder de haberle robado el triunfo en el 2006, Andrés Manuel López Obrador, ahora sería Presidente.
Hay quienes piensan que esa Mafia se puso de acuerdo y le ayudó a ganar. No en balde le abrieron sus puertas, lo impulsaron, golpearon a opositores a él, le organizaron un concierto en el Estadio Azteca. Hicieron lo que saben hacer: Lisonjearse con el poder. Muerto el Rey (Enrique Peña Nieto,EPN), viva el Rey, y construyeron a su Rey y su reinado. Se incorporaron como asesores económicos del nuevo gobierno e incluso les tocaron secretarías de Estado.
El opositor político y ahora Presidente, diluyó su discurso contra La Mafia del Poder y los poderes fácticos. Se hizo amigo de ellos, les amplió su poder, les dio más contratos públicos, y hasta les regresará tiempos oficiales televisivos del Estado. Y “regresará” es un decir, porque el Estado nunca les quitó algo que es propiedad de la nación, y que sólo se los ha concesionado.
El ahora Presidente, tiene en su círculo de confianza a los tres mayores grupos mediáticos. Televisa, TV Azteca e Imagen. Con Bernardo Gómez y Emilio Azcárraga ha tejido una relación de cercanía y amistad, tanta que fue en casa del primero donde recibió en cita secreta a Jared Kushner, el yerno de Donald Trump; el yerno odiado de la 4ta en tiempos de Enrique Peña Nieto. La reunión se llevó a cabo sin conocimiento de Marcelo Ebrard, que fue invitado de última hora. Es decir, el titular de Relaciones Exteriores no sabía que venía el representante personal de Trump.
Al Grupo Salinas, la 4ta le ha concedido contratos diversos (incluido uno en la CDMX), sin pasar por los procesos de licitación, sino adjudicándoselos de manera directa. Como el reciente por 969 millones de pesos a través de la Secretaría de Educación Pública, cuyo titular fue empleado de Ricardo Salinas Pliego durante 14 años dirigiendo su Fundación Azteca.
La Fundación Azteca se apropió de recursos públicos en el gobierno de Enrique Peña Nieto para el sostenimiento de sus orquestas infantiles que promocionaba en todo el país y de cuyas presentaciones nunca rindió cuentas. Dinero público sostenía a las orquestas, la Fundación Azteca presumía ser el sostén, Ricardo Salinas Pliego se lucía; y el dinero producto de acuerdos con los Estados por las presentaciones, se lo embolsaba en abonos chiquitos.
La semana pasada en la conferencia mañanera Olegario Vázquez Aldir, el dueño de Grupo Imagen, fue personaje central. Propietario también de los hospitales Ángeles formó parte del grupo de empresarios que comprometieron tres 300 mil camas para el uso público ante la gravedad de la pandemia del Covid19. El gobierno federal lo presumió como un logro histórico, algo que nunca se había hecho. Sin embargo, los hospitales privados ya brindaban atención pública a través del desaparecido Seguro Popular.
No obstante el cúmulo de irregularidades para que Grupo Imagen cancelara su ilegal helipuerto en la zona de Copilco en la Ciudad de México (en lo que eran los Almacenes Hermanos Vázquez), la actual administración capitalina no ha hecho nada ante los reclamos vecinales y asumiendo esa relación implícita entre el Presidente y el grupo empresarial.
Por eso, no hay que complicarse. López Obrador no hará nada contra sus más cercanos aliados, hoy tan cercanos suyos que le orientan económica y políticamente,
En cambio, el Presidente mexicano ha renovado impulso para golpear a la prensa tradicional, esa que no le compra sus afirmaciones inconsistentes y mentiras. La que investiga y certifica sus afirmaciones, y la que cuestiona la veracidad de sus dichos.
Golpear la crítica, agacharse ante los golpistas.
