Cansados de la corrupción del PRI y PRD, y de la falta de políticas sociales del PAN, millones de ciudadanos votaron en 2018 por Morena, que les prometía un cambio y, sobre todo, erradicar la corrupción.
La propuesta era a todas luces atractiva, pues a nivel federal el gobierno de Enrique Peña permitió todo tipo de desfalcos, mientras que en la Ciudad de México Miguel Ángel Mancera hacía lo propio, sobre todo en materia inmobiliaria.
A los simpatizantes de Morena no les preocupó reparar en el perfil de los candidatos que les prometían el cambio. El chiste era “sacar al PRIAN” de la Presidencia de la República, y al PRD de la capital del país.
Por supuesto que ambos partidos se lo merecían, pues era intolerable el escandaloso enriquecimientos de los peñistas, ya había que ponerles un alto para que ya no siguieran robando.
El candidato que mejor se ajustó a los intereses de la mayoría ciudadana fue, desde luego, Andrés Manuel López Obrador, quien arrasó en las urnas con todos sus rivales, y de paso logró para Morena la mayoría en el Congreso y en varios estados.
Muy bien, la mayoría logró su objetivo y de inmediato el gobierno inició la transformación prometida, solamente que desde el arranque de la actual administración, la sombra de la corrupción se ha hecho presente.
Desde la extraña compra de pipas para combatir el huachicol hasta contratos de obra a compadres de varios secretarios, como es el caso de Energía, Salud y Comunicaciones y Transporte, por ejemplo.
A año y medio de haber llegado a la Presidencia de la República, la 4-T no solamente no ha cumplido su promesa de mejorar la situación de las familias mexicanas, sino que les acaba de proponer que mejor seamos una sociedad pobre para ser felices y estar seguros. Esa visión choca con la idiosincrasia mexicana de ser luchones y buscar de la superación, pues a ningún pobre le gusta vivir en la miseria; siempre aspiran a mejores condiciones de vida.
Los pobres votaron por el cambio con la esperanza de salir de pobres; la clase media también lo hizo, con la ilusión de dar un paso adelante. Mucha gente de dinero también apoyó a Morena; no se imaginaban que estaban en riesgo sus empresas.
No se puede invitar ahora a los mexicanos a ser un pueblo de mediocres; es hora que los chairos dejen de serlo y le exijan a la 4-T que no se conviertan en un gobierno igual o peor que los del PRIAN.
Los dirigentes de Morena se acusan entre ellos de robos millonarios y varios funcionarios, gobernadores, legisladores y alcaldes son señalados como corruptos.
Y cómo no, pues si son los mismos que antes estuvieron en el PRIAN y que huyeron a Morena para seguir robando. Es tiempo que los chairos los identifiquen, les exijan resultados y no permitan que fallen también.
CENTAVITOS
Luego de un fuerte jalón de orejas de la jefa de Gobierno, la morenista Isabela Rosales, presidenta de la Mesa Directiva del Congreso de la Ciudad de México, citó para hoy a las 13:30 a una sesión presencial de la Comisión Permanente para atender los intereses de Claudia Sheinbaum. La gobernante quiere un periodo extraordinario para que se modifique la Ley de Austeridad, a fin de que pueda disponer libremente del presupuesto de la capital, sin dar cuentas a nadie. La oposición patalea e incluso algunos morenos se oponen; las apuestas son a que mañana viernes habrá extraordinario.
