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Capital Político

Las marranadas morenas

Los morenos quieren hacer lo mismo que hicieron en Donceles

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En septiembre de 2018, Morena llegó al Congreso capitalino con 37 diputados, lo que le daba la mayoría simple en el Poder Legislativo en Donceles, y el derecho a presidir la Comisión de Gobierno, que después pasó a ser la Junta de Coordinación Política.

A cambio de ello los morenos tendrían que ceder la presidencia de la Mesa Directiva a una de las dos fuerzas políticas que le seguían en número de diputados, y que eran el PAN y el PRD.

Pero no conformes con la Junta, los pejistas decidieron atascarse y dejar fuera de la presidencia de la Mesa al sol azteca; enviaron a dos diputados de Morena y una del PRI al PT, para que igualara con seis a los perredistas y los dejara fuera.

Esa marranada —como calificaba El Jefe Diego esos actos— permitió que los morenos se quedaran con la Jucopo y la Mesa Directiva —a través del PT— durante el primer año legislativo; el pejista Jesús Martín del Campo se disfrazó de petista para ocupar la silla.

Los otros dos diputados que llegaron al Partido del Trabajo, que originalmente contaba sólo con tres, fueron la morena Lilia Sarmiento y la priista Leonor Gómez Otegui, quien traicionó a su partido para colarse a la 4-T.

Pero eso no fue todo, pues los atascados morenos enviaron a otro de los suyos, Fernando Aboitiz, a integrarse al PES, donde sólo estaba Miguel Ángel Álvarez Melo, para que entre los dos fueran una “fracción” en la Jucopo, y tener más votos.

Aunque de 37 diputados Morena se quedó con 34, por los que enviaron al PT y al PES, coparon todas las áreas de control legislativo, que por cierto de nada les sirvió porque su incompetencia, aunado al canibalismo de sus integrantes, los llevó al fracaso.

Si bien eran muchos, de nada le sirvieron a Claudia Sheinbaum porque, además de incompetentes, les ganó la ambición por el dinero y se partieron.

Se le convirtieron en un gran problema a la jefa de Gobierno, al grado de llevar ya tres coordinadores parlamentarios en un año y medio; y de ser los responsables de la peor legislatura de que se tenga memoria en la ciudad.

Y esto viene a cuento porque en San Lázaro los morenos quieren hacer lo mismo que hicieron en Donceles, pasando diputados al PT para desplazar al PRI como tercera fuerza y evitar que en el tercer año legislativo los tricolores presidan la Mesa.

Pero los pejistas también hicieron una jugarreta en el Senado al desaparecer a PRD y PES como grupos parlamentarios, y evitar con ello que en la Jucopo el sol azteca tenga voz y voto, a pesar del acuerdo firmado el año pasado para que eso no ocurriera.

De ese tamaño es el miedo pejista a no completar los votos para deshacer las leyes ahora, pues en 2021 se renovará el Congreso y dudan que la gente los vuelva a apoyar.

Por eso sus marranadas.

CENTAVITOS

El actor Damián Alcázar fue tendencia en redes por calificar a YSQ como el mejor presidente en muchos años. No sorprende la lambisconería de Alcázar, pues le debe al tabasqueño el único cargo público que le regaló Morena en 2016 como constituyente por el DF. Sus porras no le abonen al presiente, pues el actor —fiel a los papeles de político corrupto que ha hecho en sus películas—, defraudó a los capitalinos al ser un gran aviador y sólo llevarse unos pesos a cambio de no asistir a las sesiones y no dar una sola propuesta. Ese apoyo sí se ve.

Periodista, especializado en política de la CDMX. Editor y columnista

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