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Capital Político

Sí había BOA… pero en Morena

Hoy salen con que ya no son verdes, sino morenos

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Parece que el documento secreto que alguien hizo llegar a Palacio Nacional para denunciar una “conspiración política” de varios partidos contra el Estado, en realidad sí era cierto. Pero no fueron el PRIAN con el MC los que conspiraban; la auténtica BOA está conformada por partidos ligados a la Presidencia de la República.

Igual que el documento leído hace dos semanas por Jesús Ramírez, vocero presidencial, que generó burlas de todo tipo, el anunciado ayer por PT y PVEM para oficializar una alianza en defensa de la 4-T causa carcajadas por todos lados.

En primer lugar, porque nadie cree que esos partidos le puedan aportar algo al Presidente, sino todo lo contrario.

Morena ni partido es, está fragmentado y en abierta disputa interna por los millones de pesos que reciben cada mes del erario. Además, la fuerza de Morena no son sus dirigentes ni funcionarios: Morena es Andrés Manuel López Obrador y viceversa; no los necesita.

Más bien, quienes necesitan del apoyo presidencial son los morenos, pues sin ese espaldarazo ganarían absolutamente nada. Así que eso de alianza para defender al Presidente suena muy primario, como si el tabasqueño fuera un Presidente débil.

Más allá de eso, Alfonso Ramírez Cuéllar es un presidente interino que no está facultado para hacer alianzas o nada que comprometa la línea política de Morena; cualquier tribunal lo echaría abajo.

Así que eso de construir “un proyecto unitario” para el 2021 no tiene seriedad, pues ni siquiera sabe si seguirá de Presidente para entonces.

El PT es una organización que sólo representa a la familia de Alberto Anaya, que se ha hecho de millones con esta franquicia, nacida en pleno auge neoliberal y financiada por los Salinas de Gortari.

A finales de los años 80 el presidente Salinas quiso jugar a la pluralidad y ordenó a su incómodo Raúl crear al PT. Este partido ha apoyado al PRI, al PAN y había perdido el registro a mitad del sexenio pasado.

El gobierno de Enrique Peña Nieto les hizo el favor de repetir una elección en un distrito de Aguascalientes, pues habían perdido su registro por una mínima diferencia. El PRI, que había ganado, dejó pasar a los petistas para que lograran los votos que les hacían falta.

Del PVEM ni qué decir, fue creado también en el salinismo por el desaparecido Manuel Camacho Solís y al sexenio siguiente se alineó con Ernesto Zedillo. En 2000 se fue con Vicente Fox, incluso obtuvo algunas carteras en el gabinete. Luego apostaron por Roberto Madrazo —enemigo acérrimo de López Obrador— en las internas del PRI, y en la administración pasada fueron abiertamente peñistas. Hoy salen con que ya no son verdes, sino morenos. Se ven muy rupestres los dirigentes de este partido queriendo ser escudos del Presidente, cuando en realidad ansían que los cobije para no desaparecer, pues no representan ni a sus familias… bueno, a sus familias sí.

DE IMAGINARIA

Violando cuanto reglamento existe, la mayoría pejista en el Congreso de la CDMX aprobó la realización de un periodo extraordinario hoy para modificar la Ley de Austeridad y darle a Claudia Sheinbaum absoluta libertad de despedazar las finanzas públicas y usar el presupuesto como se le ocurra, incluso en cosas que llegaran a parecer electorales. Los morenos están cebados, pero una victoria así no sabe, pues no tuvo nada de estratégica; sólo sumaron los votos de sus rémoras verdes, evangelistas y petistas, que son fieles sirvientes.

Periodista, especializado en política de la CDMX. Editor y columnista

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