La democracia, en su sentido más profundo, es una forma de vida y de organización social; no quiero entrar en definiciones académicas mucho más especializadas y basadas en etimologías lingüísticas. En toda vida humana deben de imperar dos valores fundamentales, la libertad y la dignidad, por naturaleza y por raciocinio somos libres, tenemos conciencia y voluntad; por el otro lado, por el simple hecho de ser personas tenemos dignidad, merecemos un respeto innato en nuestra alma.
Al igual que en las personas, los estados deben ser garantes del cumplimiento y pleno goce de estas garantías. La única manera de vivir en libertad y con pleno respeto a los derechos humanos es un gobierno, que, junto con una sociedad civil organizada, forme un estado donde se puedan ejercer dichas libertades. Además de las monarquías parlamentarias, la democracia es el único sistema de organización política que permite el pleno desarrollo de las potencialidades humanas. Toda democracia se fundamenta en la pluralidad, entendiéndola como una fortaleza nacional, es el único sistema donde caben todas las voces, se tienen que discutir las leyes y programas de gobierno y lograr consensos y acuerdos para lograr las metas.
México ha visto el nacimiento de su democracia en tiempos recientes, solo tras la fragmentación del viejo sistema priista, nuestro país pudo celebrar elecciones libres y vivir la pluralidad política en su máxima expresión. Fue durante el sexenio de Ernesto Zedillo que se formó el entonces IFE, un órgano autónomo que tuvo como encomienda la realización de unas elecciones libres y confiables, dicha autonomía se demostró en 1997, cuando el PRI perdió por primera vez en la historia la mayoría de la Cámara de Diputados, fue entonces cuando la ciudadanía le dio su voto de confianza.
En el 2000 nuestro país vivió la alternancia democrática, en parte por la apertura del antiguo régimen a los cambios estructurales, a la alta participación ciudadana de manera consciente e informada, y por la ejemplar labor realizada por el IFE. México había entrado a la democracia.
Si bien nuestra incipiente democracia es joven y tiene muchos desperfectos, es confiable y profesional, el ahora INE ha realizado múltiples comicios en todos los ámbitos de manera independiente, es una de las pocas instituciones del estado mexicano con confianza y respaldo ciudadano.
Recientemente se llevó a cabo un proceso ejemplar para la designación de 4 nuevos consejeros del INE, proceso ejemplar por su apertura y democracia, por la imparcialidad de los encargados del nombramiento y por la alta participación de la sociedad civil. Contrario a las sospechas de cooptación e imparcialidad para poner a los cuates del presidente o del partido en el poder, el proceso fue único en su tipo. Tenemos la certeza de que el INE es y seguirá siendo autónomo en su labor por muchos años más, y así debe ser, para tener democracia es exigencia contar con árbitros imparciales y confiables. Sigamos defendiendo nuestra democracia y libertad.
