La primera muerte por covid-19 fue reportada ayer en Donceles, donde un elemento del área de resguardo perdió la vida al contagiarse del virus, reportaron sus propios compañeros, quienes denunciaron abandono por parte de los diputados.
El elemento fallecido estaba en activo, junto con otros 13 de sus compañeros, que permanecen resguardando el edificio pese a la pandemia, sin contar siquiera con tapetes sanitarios ni productos para protegerse de contagios.
Los trabajadores denuncian que desde que se detectó la pandemia ni una sola vez han ido a sanitizar sus áreas de trabajo, y que ellos mismos tratan de desinfectar el lugar, al cual acuden algunos empleados y diputados.
Quienes se encargan de resguardar los diferentes edificios del Congreso de la Ciudad de México están en constante riesgo de contagio, pues llegan personas de muchos lados y ellos tienen que atenderlos o protegerlos.
Los elementos se están organizando para pedirle al sindicato de Donceles que retire a todos sus trabajadores de los edificios del Congreso, a fin de evitar más contagios y muertes.
Temen que, además de contagiarse ellos, puedan afectar a sus familiares, por lo que piden que les proporcionen medidas de seguridad para aminorar los riesgos y se realicen pruebas de detección, además de sanitizar el lugar.
Hay sospecha de que otra de las trabajadoras del lugar, que también murió hace unos días, haya sido afectada por el virus ante la ausencia de protocolos en los edificios del Congreso.
A pesar de estas muertes y de la petición de Claudia Sheinbaum a evitar eventos en lugares cerrados, diputados de Morena quieren convocar para esta semana a un periodo extraordinario, a fin de modificar el reglamento interno para mantener el control legislativo. Y es que, de acuerdo con la ley, la tercera fuerza legislativa en Donceles tendrá derecho a presidir un año la Junta de Coordinación Política y la Mesa Directiva del Congreso, y como esa fuerza es el PRD, los morenos quieren maniobrar para evitarlo.
Una de sus jugadas sería convocar a una sesión para modificar el reglamento interno y la propia Constitución de la CDMX, con la idea de que los diputados que han abandonado sus fracciones para declararse “sin partido” puedan formar una fracción mayor a la perredista.
Sólo que para hacer esas modificaciones los diputados tendrían que llamar a una sesión presencial —es decir, con la presencia física— y tendrían que juntar, al menos, 44 votos, pues se requiere mayoría calificada para modificar la ley.
Actualmente los diputados realizan sesiones virtuales, pero sólo para aprobar leyes y reglamentos que no sean constitucionales. La condición para que la oposición aceptara legalizar las sesiones virtuales fue que en ellas no se hicieran cambios constitucionales.
Mal se verían los morenos si ahora, a pesar de las primeras muertes reportadas por covid y de la petición de Sheinbaum de no aglomerarse, convocaran a un extraordinario presencial nada más para agandallarse los órganos de gobierno.
Si lo hacen, habría que ver quién asumirá el costo político.
Y hablando del PRD, al menos en la ciudad está intentando crear una nueva narrativa rumbo a las elecciones del próximo año, con un discurso fresco, reflexivo y de inclusión. En redes sociales circula un video de la nueva dirigente local, Nora Arias, donde invita a la ciudadanía a restablecer la confianza en su partido para retomar un proyecto de libertades. Al menos hay un discurso fresco.
