Al presentar ayer el video donde supuestos enviados de Pemex entregaron pacas de billetes a dos exempleados de legisladores panistas, el Presidente trajo a cuento aquellos videos donde René Bejarano se llevó hasta las ligas de Carlos Ahumada.
Dijo que los videoescándalos que desnudaron en 2004 a su gobierno en la capital y a la izquierda en todo el país, no se comparan con lo que pasó en el sexenio peñista.
Para el inquilino de Palacio Nacional es más grave llevarse maletas que portafolios repletos de billetes, aunque todos sean producto de la corrupción. O sea, es como cuando el exalcalde Layín, de San Blas, Nayarit, aceptó que robaba, “pero nomás poquito”. No señor, todos los que se corrompen son rateros, sin importar si unos agarran dólares y otros pesos, sean del partido que sea.
Tan corruptos son René Bejarano, Carlos Ímaz y Gustavo Ponce como Emilio Lozoya, los dos panistas exhibidos ayer, Enrique Peña Nieto y Luis Videgaray, aunque a estos dos últimos primero les deben comprobar las acusaciones, según la ley.
Si la 4T se quiere basar en la cantidad o en la forma como se llevaron el dinero para señalar si uno es más corrupto que otro, habría que reeditar la guerra de videos en la que medio mundo sale salpicado, incluso Morena.
Quizá pocos recuerden al experredista Ramón Sosamontes, filmado en la oficina de Ahumada con una maleta en la que había un millón de dólares que —según él— le fue a devolver al empresario. Sosamontes militaba en el mismo partido del hoy Presidente de la República.
Y habría que recordar también el video donde la diputada veracruzana de Morena, Eva Cadena, cercanísima al tabasqueño, hasta pide una bolsita para guardar medio millón de pesos que pidió a empresarios y que —según ella— entregaría al tabasqueño para su campaña.
Los pejistas critican —con razón— al gobernador queretano Pancho Domínguez por correr a su secretario privado, Guillermo Gutiérrez, quien aparece en el video del fin de semana recibiendo billetes, asegurando que no sabía nada de lo que hacía su subordinado.
Claro que nadie le cree al gober, y que es obvio que su secretario fue el fusible, pero siquiera lo corrió, lo cual no pasó con los implicados en 2004 en el gobierno del DF.
Porque en ese tiempo, en lugar de correr a Ponce y ponerlo a disposición de las autoridades, el hoy Presidente lo protegió y juró que al día siguiente su secretario de Finanzas explicaría cómo es que cada 15 días iba a Las Vegas a apostar miles de dólares.
Claro que no hubo tal cosa: el exfuncionario aprovechó para huir y esconderse varios meses, hasta que fue capturado por agentes federales en Morelos.
Los videos de Lozoya lo único que confirmarán es que en todas las administraciones hay corrupción y que rara vez es castigada. No es que antes había y ahora no, es un cáncer que no se ha extirpado. Se debe encarcelar a quien robe al erario, así sea “nomás poquito”.
CENTAVITOS… En 2012 adoraba que le dijeran bicidelegado, por su afición al ciclismo como sistema de movilidad. El lunes pasado presumió el decomiso de más de cien triciclos a vendedores en las calles de Polanco, dejando sin sustento a ciudadanos que buscan ganarse la vida honradamente, sobre todo en esta pandemia. Seguro el alcalde Víctor Hugo Romo complació a los habitantes de esa exclusiva zona de la Miguel Hidalgo, pero olvidó el lema pejista: “primero los pobres”… o a lo mejor entendió que era: “primero contra los pobres”.
